La confirmación de la condena a Cristina Fernández de Kirchner por parte de la Corte Suprema generó un fuerte impacto político y puso en agenda un interrogante clave para la reconfiguración de su espacio: ¿quién podrá suceder su liderazgo?
Tras la caída de la candidatura de Cristina, la interna volvió a ocupar el centro de la escena en ese sector del peronismo. La pregunta sobre quién logrará capitalizar el respaldo de sus seguidores sobrevuela el espacio. Mientras por lo bajo se menciona a Máximo Kirchner como posible heredero del lugar que su madre dejó vacío, crece la expectativa sobre cómo él y Kicillof podrán acordar, resignar o disputar el armado de listas y alianzas que debe presentarse en menos de un mes de cara a las elecciones de septiembre para la provincia de Buenos Aires.
Para el PJ está claro que nadie espera que CFK renuncie a la centralidad que le otorgó la condena y la inhabilitación para ejercer cargos públicos. Mientras en su entorno confían en que esta situación contribuya a mejorar su imagen positiva —o al menos a reducir la negativa— apelando a la mística de la proscripción peronista y al simbolismo del «balconeo», empiezan a surgir señales que alimentan el rumor sobre una eventual sucesión protagonizada por su hijo, Máximo Kirchner.
Lo que era un trascendido se convirtió en un rumor público cuando el hijo de la ex presidenta habló y no descartó una candidatura. Con un perfil mediático más bajo –que opera fuerte desde la conducción de La Cámpora– afirmó en conversación con medios que estará donde su espacio “lo necesite”, incluso aunque no resulte “simpático” que su nombre circule como la opción que se da tras la proscripción de su madre.
“Cuando uno tiene conducción, está siempre preparado para asumir los roles que haya”, dijo el día del acto masivo a C5N. Sin embargo, después aclaró: “No me sentiría cómodo siendo el candidato ante la proscripción de Cristina”, en Radio con Vos.
Estas declaraciones fueron vistas por muchos como el inicio de un nuevo capítulo en la interna que lo enfrenta con Axel Kicillof. La pregunta que se plantea de este modo es quién “tendrá la lapicera” y armará las listas.
Antes de la ratificación de la condena, Cristina y Kicillof mostraron buena predisposición a activar una mesa de diálogo para analizar las alianzas de cara a las elecciones de septiembre en la provincia de Buenos Aires y a las nacionales de octubre. Esa reunión finalmente no se concretó y –aunque había “buenas intenciones”– dentro del espacio afirman que las condiciones políticas “tampoco estaban dadas”.
Kicillof, que puede capitalizar al igual que el kirchnerismo la idea de proscripción y debilidad democrática, tampoco quiere quedar anclado al sello de Cristina, especialmente con la mirada puesta en el 2027. La disyuntiva es unidad o renovación.
Dentro del PJ, hay una especie de consenso en que ningún otro líder podría replicar lo que logró Cristina recientemente con la movilización a Plaza de Mayo. Mientras tanto esperan que “baje la espuma” en un escenario con tiempos muy acotados: en menos de un mes deberán definirse las listas y las alianzas.
Los intendentes bonaerenses, que en su momento se habían dividido entre Kicillof y Cristina, miran con preocupación una eventual falta de acuerdo, temiendo que eso termine perjudicando sus chances electorales. Los gobernadores del mismo sello político –por el contrario– temen que una radicalización del discurso vendida con tintes de unidad, les cierre el diálogo con el oficialismo de Milei y no se quieren arriesgar
El peronismo busca reacomodarse tras la condena a Cristina Kirchner
Además del nombre de Máximo, otro que comienza a circular para ocupar el lugar de Cristina es el de Mayra Mendoza.
¿Cuánto mide Máximo Kirchner?
Un estudio realizado por el Observatorio de Psicología Social Aplicada (OPSA) de la Facultad de Psicología de la UBA abordó la agenda pública tras la condena y entre otros puntos, quien puede suceder a CFK.
La encuesta mostró que un 65 % de los consultados expresó una reacción favorable al fallo, un 31 % se manifestó en contra y un 4 % eligió una postura neutral. Entre quienes mostraron sentimientos positivos por la condena predominaron palabras como justicia, alegría, felicidad y satisfacción; entre quienes lo rechazaron, los términos más usados fueron injusticia, impotencia, bronca, tristeza y dolor.
El 54 % consideró que la condena fortalece la democracia, mientras que un 36 % cree que la debilita.
En cuanto a la sucesión, el 39 % señala a Axel Kicillof como principal referente, mientras que un 31 % no ve a nadie con capacidad suficiente para reemplazar a Cristina. Más atrás aparecen Juan Grabois (21 %) y Máximo Kirchner con un 3 %. Otros dirigentes como Sergio Massa, Wado de Pedro, José Mayans, Ricardo Quintela y Sergio Ziliotto no superan el 2 %.
De esta forma, la imposibilidad definitiva de un regreso de Cristina a cargos públicos obliga a los distintos sectores a redefinir estrategias y liderazgos.
Más allá de los nombres, el dato que sobresale es el escepticismo: ese 31 % que no identifica un sucesor claro revela el desafío que tiene el peronismo para redefinir su identidad y conducción en un escenario de alta polarización y con un tablero político que aún debe reconfigurarse tras el fallo judicial.