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Un nuevo mapa de costos para las pymes argentinas
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Un nuevo mapa de costos para las pymes argentinas

El panorama para las pequeñas y medianas empresas argentinas es complejo por la falta de crédito y la incertidumbre cambiaria. Pero pueden salir adelante con innovación y una mayor eficiencia.

Por Lionel Paredes (*)

Aunque la inflación sigue mostrando señales de desaceleración, las pymes argentinas enfrentan un escenario cada vez más complejo: tasas de interés al 148%, caída del consumo y un dólar que presiona silenciosamente sobre los costos. En paralelo, el presidente Javier Milei defendió en Cadena Nacional que el equilibrio fiscal sea la clave para abrir nuevas oportunidades en comercio e inversión.

El “mundo pyme” en Argentina transita un sendero lleno de contradicciones. Por un lado, los precios comienzan a mostrar cierta calma después de años de escalada. La inflación de agosto fue de apenas 1,9% mensual —con una inflación núcleo en 1,5%—, consolidando tres meses consecutivos de caída. A primera vista, se trata de un logro relevante para cualquier economía acostumbrada a convivir con aumentos de dos dígitos.

Sin embargo, ese alivio en las estadísticas no se traduce en la vida cotidiana de las empresas ni de los consumidores. Según el informe de INECO-UADE, los salarios reales dejaron de crecer: la mejora observada en 2024 se estancó a fines de ese año y desde entonces se mantiene plana. En la práctica, esto significa que las familias no sienten que “la plata les rinda más”, lo que repercute en un menor nivel de consumo y, en consecuencia, en menores ventas para las pymes.

 

El otro factor crítico es el costo del dinero. Como señalaba, las altas tasas de interés alcanzaron picos en agosto, lo que encarece drásticamente el financiamiento. Para una pyme que necesita capital de trabajo, renovar stock o financiar proyectos de exportación, acceder al crédito formal se vuelve prácticamente inviable. La alternativa es recurrir a proveedores o esquemas informales, con mayores riesgos y menores márgenes.

La situación se agrava con las medidas del Banco Central, que aumentó los encajes bancarios: por cada $100 depositados, más de $50 quedan inmovilizados, y esto reduce la capacidad de los bancos para prestar dinero y restringe aún más la oferta de crédito, generando un círculo vicioso que golpea especialmente a las empresas chicas.

A nivel macroeconómico, el informe advierte también sobre la pérdida de dinamismo de la actividad: en junio el EMAE ya mostraba una caída de 0,7% mensual y en julio la contracción rondó el 1%. Para las pymes, esto se traduce en una menor producción, menos inversión y menor capacidad de sostener sus plantillas.

La otra cara de la moneda es el frente cambiario. Aunque el “pass-through” del dólar a precios todavía no se vio plenamente, la volatilidad cambiaria mantiene en vilo a importadores y exportadores. Para una empresa que depende de insumos importados, el riesgo es doble: no solo aumentan los costos, sino que además la imposibilidad de trasladarlos a precios —porque el consumo interno está frenado— erosiona la rentabilidad.

Pymes argentinas: el desafío de seguir creciendo pese a la presión fiscal

En esa misma Cadena Nacional el presidente Javier Milei sumó un mensaje directo al empresariado. Milei aseguró que el superávit fiscal alcanzado permitirá “por primera vez en décadas” que el Estado financie al sector privado en proyectos de infraestructura y logística, clave para bajar los costos de transporte y mejorar la competitividad externa. Además, convocó a “inundar el mundo exportando nuestro talento” y pidió dejar atrás la visión del empresario como enemigo, para generar condiciones donde “más empresas puedan invertir, prosperar y crear empleo”.

Pero la tensión electoral, el alza del Riesgo País y la necesidad de medidas extraordinarias para cubrir vencimientos de deuda dejan a las pymes atrapadas en una encrucijada, sin crédito accesible, con costos financieros asfixiantes y con consumidores que ajustan cada peso.

Frente a este panorama, el desafío para las pequeñas y medianas empresas es redefinir su modelo de gestión. Apostar a la eficiencia, diversificar mercados —con foco en exportaciones de nicho— y aprovechar herramientas digitales y la inteligencia artificial para reducir costos operativos aparecen como una salida posible.

En definitiva, el nuevo mapa de costos no se mide únicamente en inflación y dólar: se mide en la capacidad para adaptarse. Hoy, más que nunca, la competitividad depende de la innovación.

(*) Especialista en Negocios Internacionales e inteligencia artificial – Conductor de “Mundo Pymes”, por Radio Rivadavia

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