Leyendo:
Los mafiosos de las camisas negras
Artículo Completo 5 minutos de lectura

Los mafiosos de las camisas negras

Es impresionante las barbaridades que se naturalizan en Argentina. Los controles de precios han demostrado, a lo largo del tiempo, que no sirven para nada. Si el Gobierno emite dinero de forma descontrolada generará inflación. Por lo tanto, el control de precios no va a dar ningún resultado.

Argentina y Venezuela son los dos países que tienen más inflación en Latinoamérica y los dos países practican controles de precios. Fracaso asegurado.

Las imágenes de supermercados sin mercaderías son las mismas que se ven en países como Cuba o Venezuela. Pero el Gobierno da un paso más y envía a patotas del sindicato de camioneros a controlar. La facilidad con la que el Gobierno articula políticas con mafiosos es alarmante. Los mandan a apretar y a intimidar a los comerciantes.

En reuniones de gestión previas al control, Matías Tombolini amenazó a sus interlocutores diciendo que si no había acuerdo “iba a mandar a Pablo” (en referencia a Pablo Moyano). El sentido común siempre me indicó que Tombolini era un idiota, cuya única habilidad era medrar entre políticos con el fin de obtener cargos. Sus últimos actos lo muestran como idiota fascista. Envía a sindicalistas, que pertenecen a la mejor tradición violenta, corrupta y autoritaria, a apretar a empresas y comercios, y estos van vestidos de negro a la usanza fascista.

Lo mismo que hacían las patotas de Moyano cuando bloqueaban las salidas de los periódicos que criticaban al kirchnerismo o cuando, hoy en día, bloquean empresas que no quieren someterse a los designios mafiosos de esa banda criminal. Con esa gente trabaja el ministerio de economía que encabeza Massa y que el establishment argentino quiere hacer pasar como el “moderado”.

Nunca más hay que dejar que el peronismo muestre una cara distinta a la que manifiesta en la acción. En los años ‘70, cuando el Gobierno estaba a cargo de la inenarrable Isabel Perón, la Triple A y los Montoneros tenían como actividad favorita asesinar gente. Por aquel entonces, decían que esos grupos nefastos “no eran peronistas”, pese a que eran ramas del peronismo.

Hacia finales del Gobierno de Menem, infinidad de peronistas decían que Menem “no era peronista” y se quejaban de la corrupción. Néstor Kirchner se tocaba el testículo izquierdo cuando lo veía a Menem pese a que en los años ‘90 eran todos menemistas. Luego, los kirchneristas que criticaban a Menem llegaron al poder y robaron muchísimo más que sus antecesores. Podría dar miles de ejemplos para que de una vez se termine esa lógica enferma que ha conducido a la Argentina a la debacle actual.

No hay buenos y malos en el peronismo. No hay extremistas y moderados. Son todos lo mismo y pertenecen a los más rancio de la política. Los peronistas son la cultura política que hundió a la Argentina y cuyos dirigentes son millonarios a costa de los ciudadanos honestos.

Cuando las papas queman por temas que no pueden resolver y que ellos mismos generaron, los peronistas “moderados” llamarán a uno de los tantos grupos de tareas peronistas para apretar gente. Eso es el peronismo explícito.

Ahora están terminados y son peligrosos. Perder el poder equivale a perder negocios. El panorama para el 2023 será imágenes de decadencia, autoritarismo y violencia política.

Massa planteó una recompra de bonos para mejorar, según dice, el ingreso al mercado de la Argentina. Esa intención seguramente fracasará, así como fracasa el control de precios. Nada se podrá empezar a resolver mientras esta gente este en el Gobierno.

Los mercados se manejan por confianza y la confianza internacional respecto de la Argentina está destrozada. Nunca se podrá tener confianza en un país donde la división de poderes está en jaque y donde se ataca a poderes del Estado. Mientras tiran fuegos artificiales sobre el mercado financiero, el Gobierno de EEUU alerta sobre los riesgos institucionales por al ataque a la Corte Suprema.

Las fotos de camisas negras apretando a empresarios y comerciantes es otro golpe enorme sobre la confianza argentina. Hoy, Argentina es una país marginal, que solo recuperará la confianza cuando se vea con claridad un cambio político que destierre el funcionamiento mafioso.

Otro grave hecho del Gobierno durante los últimos días ha sido el anuncio de que no respetará un fallo de la Corte y que les hará un juicio político a los miembros de la misma. Unos días después, vemos la foto de grupos sindicales mafiosos controlando el funcionamiento empresarial. Esto es lo que el mundo ve, aunque en Argentina se oculte y se minimice por algunos medios de comunicación.

Para hoy y para el futuro es importante recalcar que no se puede hacer un país con gente como los Moyano y, mucho menos, se puede hacer un país con políticos que estén cerca y hagan negocios con gente como ellos.

Los países que no combaten a sus mafias están condenados.

Ingresa las palabras claves y pulsa enter.