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Los empresarios en el cuarto oscuro: qué vota el sector privado en Argentina
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Los empresarios en el cuarto oscuro: qué vota el sector privado en Argentina

Se avecina una recesión y el sector privado también debe decidir si apoya el rumbo libertario con sus innumerables desafíos o si apuesta una vez más a un giro de timón que renueve sus golpeadas expectativas.

Por Alejandra Gallo

En solo unas horas, el acuerdo con los EEUU había mejorado expectativas y el clima de negocios en Argentina. Sin embargo, la improvisación de algunas medidas económicas durante los días subsiguientes lo volvió a enrarecer. Fue responsabilidad exclusiva del staff doméstico. Y ese vaivén golpeó nuevamente el escenario económico.

El salvataje de Donald Trump fue verdaderamente enorme e inusual. No será gratuito, lógicamente, pero deja en claro que para los EEUU la Argentina es su único aliado estratégico en América Latina. China puso su mira hace ya largo tiempo ante la retirada estadounidense en el mundo de los negocios y aprovechando el avance de gobiernos populistas en la región.

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El de EEUU es un apoyo que muy pocos países obtuvieron. ¿Argentina podría desaprovecharlo, licuarlo, evaporarlo en meses, o lo podría transformar en una nueva oportunidad? Esa es la pregunta que sobrevuela en el mundo empresarial.

El acuerdo en sí mismo no dinamita los desafíos que aún tiene en el horizonte el Gobierno de Javier Milei, pero tampoco resuelve mágicamente la historia reciente. Por eso, muchos economistas como Martín Redrado, Carlos Melconian, Domingo Cavallo, Miguel Ángel Broda advierten sobre la necesidad de que la motosierra se convierta en esta nueva etapa en bisturí quirúrgico. Para eso, hacen falta aliados que ayuden a impulsar las reformas pendientes: laboral, previsional y tributaria. Es lo que el Gobierno pretende. El problema es que, al mismo tiempo, debilita cada vez más el vínculo con sus aliados naturales.

Revertir eso es lo que le reclaman al oficialismo las empresas más grandes del país, por ejemplo, las nucleadas en la AmCham, la cámara de comercio argentino-estadounidense. Desde la Cámara Argentina de Comercio, que preside Mario Grinman, señalan que el consumo no termina de despegar pero celebran el esfuerzo por el ordenamiento fiscal y la baja de la inflación.

Desarmar la maraña impositiva y la superposición en la presión tributaria nacional, provincial y municipal es un mandato crucial que, desde la perspectiva de las empresas que más facturan, emplean e invierten en el país, el Gobierno no debe desoír. Y desean que esta vez sí ocurra el milagro que hasta ahora no ocurrió.

En este sentido, el brusco cambio en la eliminación transitoria de las retenciones al campo dejó al desnudo un matrimonio letal: avaricia cambiaria e improvisación. Y minó la confianza en un sector que resultó clave para el Gobierno y su impronta económica. Como pasó con el armado electoral entre los libertarios y el PRO, es probable que algo se haya roto en la relación con el campo, cuando aún quedan dos años de mandato por delante.

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Al mismo tiempo, desde la Unión Industrial que preside Martín Rapallini vienen advirtiendo sobre un parate productivo con niveles de caída en torno al 3% mensual, en especial en los polos productivos de las pequeñas y medianas industrias de las provincias. Claramente el presidente no manifiesta afinidad alguna con este sector ni con esta entidad, porque en otros momentos fue muy cercana a las gestiones kirchneristas e incluso apoyó la candidatura de Sergio Massa.

Desde la UIA, el Observatorio Pyme y la CGERA, remarcan los riesgos de una apertura económica sin estrategia de desarrollo y advierten acerca de un modelo excesivamente financiero y con escaso perfil productivo. De manera silenciosa, desde estos ámbitos florecen los asados compartidos entre dirigentes privados y sindicales en las terrazas de algunas entidades cercanas al Congreso.

Más allá de las afinidades políticas, hay datos que muestran una meseta en el nivel de actividad más pronunciada de lo que se esperaba para este momento del año. Una de las últimas mediciones de expectativas de la Universidad Torcuato Di Tella reveló que pasó del 56% al 95% el temor a una posible recesión (la peor marca desde 2018); y otro sondeo de la consultora Invecq observó que hubo caídas de 2% en algunas provincias, mientras que hasta hace solo un mes ese indicador rozaba el 0,6% negativo.

Estos son algunos de los desafíos que se presentan día a día en todas las empresas, más allá de los sectores y las afinidades políticas. En definitiva, todas tienen un único horizonte común: dirimir en su propio “cuarto oscuro” cómo conjugar expectativas y producción en los meses por venir.

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