Por Alejandra Gallo
Cuando comenzó 2025, ningún CEO ni director ejecutivo imaginó un fin de año como el que se vecina post elecciones legislativas. Tal vez las incógnitas económicas que rigen el último bimestre sean las mismas que había en el primero (o, incluso más), aunque nadie discute el equilibrio fiscal defendido a rajatabla ni la baja vertiginosa de la inflación. Menos aún las bondades del acuerdo con el Tesoro de los EEUU en un gesto geopolítico inédito en la historia de esa relación bilateral.
Sin embargo, si cualquier líder empresarial hubiera apostado en el primer bimestre de este año a que el nivel de actividad se desplomaría como lo está haciendo, probablemente hubiera sido calificado de “econochanta”. Por eso, llegar a noviembre con esta sensación de turbulencia productiva empaña las proyecciones del sector privado para el (no electoral) 2026. Un somero relevamiento empresarial realizado para Newsweek Argentina reveló planes mayoritariamente cautelosos.
En contraste, todo lo vinculado a Vaca Muerta, con el empuje de YPF y el clúster de petroleras dispuestas a invertir en infraestructura, transita un camino sin pedregullo, y el objetivo del sector hidrocarburífero es convertirse en “el nuevo agro” para el 2030, con exportaciones cercanas a los US$ 30.000 millones.
En el campo, toda la cadena espera mayor impulso a la agricultura y confía en que Milei finalmente reducirá las retenciones.
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En materia de infraestructura no son tan optimistas, en especial en lo referido a las rutas nacionales y provinciales donde la “motosierra” hizo estragos ante la falta de más de 7.000 kilómetros de pavimento para sacar la producción de los campos.
Las eléctricas, en tanto, no descartan un verano con sobresaltos y eventuales cortes en el suministro residencial y de grandes usuarios.
Las mayores compañías vinculadas al consumo añoran otros tiempos y dicen que solo “salvan sus estados contables” si tienen otras unidades de negocios, por ejemplo, en tecnología.
Y, finalmente, los bancos ven crecer la cartera de morosos, ya no solo por las tarjetas, sino también por los préstamos personales, mientras que las automotrices, que habían visto luz hacia mayo o junio, ahora ruegan por mantener las ventas de unidades en diciembre.
Al equipo económico que timonea Luis “Toto” Caputo se le piden más señales productivas. Desde la Unión Industrial aseguran que no se trata solo de reclamos por el atraso cambiario. Milei supo leer el mensaje y eligió el polo fabril de San Nicolás para uno de sus últimos actos de campaña, donde anunció el envío al Congreso (lo debatirá la nueva composición) de las reformas troncales comprometidas ante el FMI. Fue en la planta de Sidersa, que invertirá US$ 300 millones en dos años y fue la primera compañía aprobada en el régimen RIGI.
Para avanzar en las reformas fiscal, tributaria y laboral el Congreso deberá redefinirse, se da por sentado que la modificación de los impuestos nacionales, provinciales y municipales sucederá durante este mandato libertario. No por mérito propio, sino por la necesidad de los gobernadores de atraer nuevas inversiones en sus territorios y de retener a las compañías que ya están radicadas. Además, creen que así sería Milei quien pague el costo político.
En este marco, el rol de los legisladores que representen a los libertarios en el Parlamento, sean puros o aliados, será clave. Un corrimiento de la mirada hacia las bancas, quitará algo de presión al Ejecutivo en su quehacer diario. Además, con “los Caputo” en el seno del Gobierno se espera que las internas ya no tengan tanta exposición pública.
Los empresarios esperan que esto no resulte un error estratégico, porque fueron justamente esas tensiones las que sacaron a la luz los casos de presunta corrupción que complicaron las proyecciones electorales, pero sobre todo el clima de negocios y el nivel de actividad económica.