El desarrollo de los llamados “taxis aéreos” revolucionará las ciudades en los próximos años. ¿Están Argentina y la región preparadas para este nuevo paradigma en términos de movilidad de personas y productos?
Por Diego R. González (*)
Las formas de movilidad urbana -y por ende la ciudad- siempre se vieron impactadas por los avances tecnológicos. Pero una novedosa forma sin precedentes viene abriéndose camino: la Movilidad Aérea Urbana (UAM), es decir, los famosos “taxis voladores”.
Igual que la irrupción del automóvil en las ciudades de principios de siglo XX, la movilidad aérea marca “un cambio de paradigma”. Y los vehículos eléctricos aéreos de despegue y aterrizaje vertical [eVTOL] motorizan este proceso. En palabras del historiador argentino Jorge Troisi Melean, la UAM viene a librar una “batalla por la ciudad”, reeditando la librada entre 1900 a 1930 con la irrupción del automóvil.
Ello implica avanzar hacia una transformación estructural, conceptual, social, económica y jurídica de la movilidad urbana tal cual hoy la conocemos, para evolucionar hacia un nuevo estilo de vida.
De la mano de la inteligencia artificial, sensores avanzados y conectividad, los drones continúan su triste expansión bélica pero también su virtuosa evolución como herramientas para el beneficio social (emergencias médicas, traslados de medicina, rescate, lucha contra incendios, vigilancia pública, etc.) y para uso comercial en servicios de entrega de productos en la última milla.
Los países buscan adelantarse unos a otros en la carrera por la certificación regulatoria de los eVTOL, ya que ese es el punto de partida que hace legal movilizar pasajeros atravesando vías o calles digitales trazadas en el espacio aéreo de baja altitud. La industria de la UAM se fundamenta en la promesa de contribuir a la reducción de la huella de carbono, ya que los eVTOL serán impulsados por baterías de litio recargables (por eso se está desarrollando toda una red de infraestructura física de conexión y recarga eléctrica). Pero nació con la premisa de complementar, y no suplantar (al menos en el principio), al automóvil, disminuyendo el tiempo de traslado y dejando atrás los graves atascos del tráfico urbano.
La tensión geopolítica por el dominio tecnológico no es ajena a la UAM. Por el contrario, es crucial. Quién y cómo se establecen estándares globales para la infraestructura digital, quién certifica los sistemas y cómo se gestionan los datos y la privacidad, son puntos clave para un liderazgo estratégico. Brasil, Reino Unido, Japón, Israel, la Unión Europea, Canadá y Corea del Sur participan de la contienda con diferentes grados de avance. En ese sentido, el Decreto 663/2024 del presidente Javier Milei puso a la Argentina, al menos de manera embrionaria, en dicha contienda, reconociendo a la UAM como una modalidad de la Aviación Civil No Tripulada.
En marzo de 2025 el fabricante chino EHang recibió de parte de la Administración de Aviación Civil de China los primeros Certificados de Operador Aéreo para vehículos aéreos no tripulados de transporte humano civiles. El 6 de junio, la Orden Ejecutiva Unleashing American Drone Dominance, de Donald Trump, reconoció que los eVTOL modernizarán el transporte de carga y pasajeros, y ordenó expandir la exportación de tecnologías fabricadas en EEUU a los mercados globales y establecer un programa piloto para acelerar el despliegue de operaciones eVTOL en el país.
Las startups que podrían convertirse en gigantes tecnológicos en 2025
La otra gran contienda no es global, sino local, urbana y municipal: el debate entre las personas que habitan la ciudad y sus instituciones. El pilar social de la UAM es la aceptación pública, y la percepción del consumidor será clave para democratizarla. Para ello deberá planificarse una política pública local fundamentada en el principio del acceso universal y real para la mayoría de la sociedad, de modo que no se trate de un mero reemplazo del helicóptero, destinado solo a la movilidad de un sector mínimo, el más rico, de la población.
Para que la UAM se convierta en realidad, la enorme mayoría de las ciudades del mundo, todo el ecosistema de stakeholders de la industria y los gobiernos nacionales y locales deberán impulsar políticas y campañas de acceso efectivo a la información y consultar a la población, con transparencia y veracidad acerca de los beneficios y costos que la UAM representará para la sociedad.
Veremos entonces cuán capaces somos de aceptarlos y vivir la ciudad en este siglo XXI.
(*) Presidente de WALA (Worldwide Airport Law Association)
