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¿Estamos condenados al fracaso?
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¿Estamos condenados al fracaso?

billete de un millón

Por Liliana Franco

“Todo hace creer que la República Argentina está llamada a rivalizar en su día con los Estados Unidos de América del Norte, tanto por la riqueza y extensión de su suelo como por la actividad de sus habitantes y el desarrollo e importancia de su industria y comercio, cuyo progreso no puede ser más visible”. Así se refería al país el diccionario Larousse en 1919.
La previsión no parecía descabellada. Después de todo, 100 años atrás, en 1922, los ingresos de los argentinos eran en promedio, el 50% de los ingresos de los japoneses y un 40% superior al que contaban los españoles. En tanto, los norteamericanos eran sólo un 37% más rico que los argentinos (en términos de ingreso per cápita).
Las décadas que siguieron mostraron – con altibajos – una persistente caída en la importancia relativa de la economía argentina, al punto que es difícil encontrar un país que haya ido tan a contramano del desarrollo.
A comienzos del siglo pasado, la Argentina se encontraba entre los primeros 10 países del mundo por su ingreso por habitante. Hoy ha retrocedido al puesto 86 (sobre un total de 214 países, según las estadísticas del Banco Mundial).
El ingreso per cápita en la Argentina se ubica en torno de U$S10.700, menos de la sexta parte de lo que disponen los habitantes de Estados Unidos más de U$S 69.300 y también muy por debajo de los japoneses (U$S39.200) y los españoles (U$S 30.100).
Los estudiosos de la economía coinciden en que la Argentina es un caso extremo de oportunidades perdidas, aunque difieren en el origen y las causas.
Para algunos la decadencia debe ser atribuida al surgimiento del populismo, hacia los años 40, cuando la implementación de políticas distributivas fue en contra de la acumulación de capital.
Para otros el quiebre debe buscarse a mediados de los setenta, con el proceso de desindustrialización que se comenzó en ese momento. Quienes defienden esta posición recuerdan que en esos años la Argentina producía más autos que Corea del Sur; hoy el país asiático fabrica casi 3,5 millones de unidades por año contra unas 435 mil de la Argentina.
“Estamos condenados al éxito” suele repetir el ex presidente Eduardo Duhalde. ¿Es así o simplemente estamos condenados?

Recursos
Si se realiza un frio análisis de los recursos con que dispone la Argentina la respuesta parece positiva. Se trata del octavo país del mundo en extensión, dotado de todo tipo de recursos naturales – muchos estratégicos como el litio-.
Le sobra mano de obra que no carece de calificación y no le faltan capitales si se toma en consideración que los argentinos atesoran más de U$S360.000 millones en el exterior. Y, cuenta, en determinados segmentos, con tecnologías sofisticadas que le permiten, por citar sólo un ejemplo, exportar reactores nucleares a países avanzados.
Una buena síntesis del desafío se encuentra en el libro de Pablo Gerchunoff, Daniel Heymann y Aníbal Jauregui “Medio siglo entre tormentas” en referencia al período 1948-2002. Allí se señala que “estamos ante el desafío colectivo de imaginar y constituir una configuración productiva que nos proporcione crecimiento y oportunidades de trabajo remunerado sin exclusiones, con un esquema de gestión macroeconómica que tienda a la estabilidad, lo cual requiere una solvencia fiscal distributivamente aceptable”.

Desencanto en números
La Argentina lidera –tristemente– el campeonato mundial de inflación, tanto por la intensidad en la suba de los índices como por su persistencia.
En 65 de los últimos 100 años los argentinos vivieron con alta inflación – con variaciones anuales superiores al 10%-.
La historia económica del país muestra una sucesión de procesos de expansión seguidos de contracciones – stop and go, en la jerga de los economistas – que arroja como resultado una persistente pérdida de posiciones relativas en el contexto internacional.
La economía argentina es «la más volátil del mundo», al punto que en las últimas décadas alternó períodos de expansión y recesión como ningún otro país.
El dato más dramático: en los últimos 50 años se multiplicó por 10 la pobreza. Pero hay más:
A) INFLACIÓN ARGENTINA EN LOS ÚLTIMOS 100 AÑOS (desde 1922 a 2021)
• 2 hiperinflaciones (en 1989, 3.079% anual, y en 1990, 2.314%).
• 15 años con índices superiores al 100% (la mayor 672% en 1985).
• 48 años con inflaciones de dos dígitos (la mayor, 90,1% en 1986)
• 22 años con aumentos menores a 10% anual (particularmente en los años 20 y 90).
• 15 años con deflación (crisis de 1930, fines de la Convertibilidad).

B) RULETA DEL DÓLAR
• En 1989 el dólar paralelo llegó a $ 661 (a valor de hoy), con la hiperinflación.
• En 1980 (José Alfredo Martínez de Hoz) registró el valor más bajo $ 40.

C) EL ESTADO SIEMPRE GASTÓ DE MÁS (1962-2021, 60 años)
• En los últimos 54 años hubo déficit fiscal (primario).
• El mayor déficit fiscal se dio en 1975, – 11%.
• Argentina tuvo solo 6 años de superávit (2004 a 2009).
D) ECONOMÍA ESTANCADA
• En los últimos 100 años, la economía argentina registró 31 recesiones.
• Sólo en 8 años se registran aumentos del PBI de dos dígitos.

E) HACE 50 AÑOS QUE ARGENTINA CREA POBREZA
• En 1968 sólo 3% de los argentinos era pobre.
• En 1974 la pobreza alcanzaba a 3,8% de la población.
• Con la hiperinflación de 1989 salta a 39,8%.
• El mayor registro corresponde a 2002, con el quiebre del régimen de convertibilidad, cuando llega a 55,3%.
• En la actualidad ronda entre 37,3% (último dato oficial) y 43,8% (estimación de la UCA).

(Fuentes: Newsweek en base a Dos siglos de economía argentina, Orlando Ferreres e INDEC.)

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