Por Gustavo Sylvestre
La imagen del presidente ha comenzado a caer. Para entender por qué, es clave observar el deterioro institucional que encarna el Gobierno libertario.
Desde el estallido del Caso $Libra, que ha golpeado fuertemente la credibilidad de la palabra presidencial y ha afectado su imagen, el Gobierno de Milei no ha podido recuperar la agenda política, ni el dominio del terreno mediático, donde siempre jugó de local. Sobre todo en las redes sociales.
A esto deben sumarse el papelón institucional protagonizado por el asesor presidencial Santiago Caputo el día de la Asamblea Legislativa, cuando se enfrentó públicamente con el diputado Facundo Manes, y los recientes hechos de violencia en las recientes movilizaciones de jubilados, las cuales dejaron herido de gravedad al fotógrafo Pablo Grillo por el disparo de un proyectil de gas lacrimógeno, lanzado en línea horizontal (en contra de los protocolos) por un cabo de la Gendarmería Nacional.
La crueldad al poder: la columna política de Gustavo Sylvestre en Newsweek Argentina
El Gobierno de Milei insiste peligrosamente en los desvíos institucionales que vienen marcando su gestión y que van proyectando un perfil de marcado autoritarismo nunca visto en estos 41 años de vida democrática.
“Muchos de los integrantes del Gobierno de Milei conciben la idea de un régimen de excepción, al margen de la democracia, que no encuentra por el momento resistencia ni en la Justicia, ni en el Parlamento”, advierte el constitucionalista Roberto Gargarella. Al mismo tiempo, pese a su profundo enfrentamiento con los gobiernos peronistas, otro constitucionalista, Daniel Sabsay, también advierte fuertemente sobre los peligrosos desvíos institucionales de Milei, y el no respeto a la ley.
Ni que hablar de las reiteradas advertencias que viene realizando el Dr. Andrés Gil Domínguez sobre los rasgos autoritarios del Gobierno y puntualmente sobre la reciente denuncia del Gobierno contra la jueza de CABA Karina Andrade, quien cumplió con las normas vigentes al no tolerar las detenciones arbitrarias y al voleo por parte de las fuerzas de seguridad, durante la feroz represión del 12 de marzo pasado.
Otro peligroso elemento del actual Gobierno es el desconocimiento que tiene sobre el uso de lo público con fines privados. Milei intentó defenderse de su involucramiento personal por el Caso $Libra diciendo que lo hacía desde su cuenta “personal” en la red X y desde la Quinta de Olivos, como si el presidente tuviera horarios y lugares para serlo, e intentando desconocer que su cuenta está habilitada con una Tilde Gris reservada para Jefes de Estado y personalidades. Y otra metida de pata al respecto fue que en aquel famoso reportaje interrumpido por su asesor presidencial, al ser interrogado sobre cómo se defendería ante las denuncias judiciales, muy suelto de cuerpo expresó: “Para eso lo tenemos al Ministro de Justicia…”.
No viene mal recordar que se trata de un Gobierno que por segundo año consecutivo gobierna sin Presupuesto. Ha ignorado al Congreso para obtener lo que se denomina “la ley madre”, lo que le permite manejar a su antojo los fondos públicos. Del famoso “no hay plata”, pasó a habilitar la billetera para los gobernadores que acompañan a través del parlamento las leyes que el Gobierno necesita; a gastar más de $600 millones en un solo día para montar el aparato represivo contra las protestas de los jubilados; a disponer exenciones fiscales para las empresas de sus amigos (destinarán casi $200.000 millones para “empresas tech”, y uno de sus principales beneficiarios sería una vez más Marcos Galperín); y a destinar al Gobierno de Chaco $120.000 millones, después que su gobernador se aliara a las Fuerzas del Cielo. En cambio, destina solo $10.000 millones para atender la emergencia de Bahía Blanca.
El Gobierno se encuentra en una encerrona económica difícil, liquidando las reservas del BCRA para sostener el tipo de cambio fijo que defienden mientras se demora un acuerdo con el FMI. Hasta los principales economistas liberales como Carlos Rodríguez, Roberto Cachanosky, Carlos Maslatón o Diego Giacomini se han vuelto los más críticos al actual modelo, poniendo alertas rojas sobre el futuro, si es que el Gobierno persiste en el actual camino.
Por primera vez en los últimos meses la imagen del presidente cae considerablemente en la opinión pública, y se debe a errores propios que intenta desconocer.