Por Alexis Chaves (*)
La Unión Europea cuenta con una de las legislaciones más estrictas del mundo para garantizar la seguridad de los juguetes. Estas normas están diseñadas para proteger a los niños y asegurar que los juguetes comercializados en ese mercado cumplan con altos estándares de seguridad. El Parlamento implementó recientemente nuevas regulaciones tendientes a abordar y tratar diversos riesgos emergentes, como los peligros asociados a los juguetes digitales y el incremento de las compras por Internet.
Los legisladores y los miembros del Consejo Europeo alcanzaron un acuerdo en sintonía con las nuevas normativas, con la intención de potenciar el papel de los operadores financieros en la mejora de la seguridad. Para ello, se especifican las condiciones para instaurar alertas de seguridad y elaborar documentos digitales de estos productos.
De esta manera, se introducen mayores limitaciones en la producción y fabricación de ciertos juguetes y se señalan diferentes compuestos químicos perjudiciales, los cuales se añaden a la lista de sustancias prohibidas, incluyendo agentes físicos que pueden alterar el ADN de una célula, dañarla y provocar enfermedades como el cáncer.
Asimismo, se prohíbe el uso de disruptores endocrinos, que son sustancias químicas que pueden interferir con el sistema hormonal del cuerpo, imitando o bloqueando las hormonas naturales, por lo cual resultan dañinas para el sistema respiratorio y para la piel.
Gracias a la insistencia de los legisladores, las nuevas regulaciones prohibirán además los aromas que contengan compuestos alergénicos en los juguetes para niños de menos de 36 meses y en los juguetes diseñados para ser ingeridos.
Como consecuencia de estas políticas en debate, los industriales tendrán que llevar a cabo un análisis de riesgos que examine todos los posibles peligros: químicos, físicos, mecánicos y eléctricos. Y deberán verificar la inflamabilidad, la higiene y la radiación de los juguetes, considerando las fragilidades particulares de los niños.
Pero además de todo esto, los fabricantes deberán garantizar que los juguetes digitales no sean perjudiciales para la salud mental de los niños, algo que se viene discutiendo puertas adentro del Parlamento Europeo.
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Las reglas pactadas hace apenas unas semanas definen las responsabilidades de los actores económicos (como productores, importadores y distribuidores) y de los proveedores de los servicios logísticos (almacenaje, empaquetado y entrega de los juguetes). “El nuevo texto aclara los requisitos para los mercados en línea, reflejando su creciente papel en la venta y promoción de juguetes. Por ejemplo, los mercados deberán diseñar sus plataformas de forma que permitan a los vendedores mostrar el marcado CE, las advertencias de seguridad y un enlace (como un código QR) al pasaporte digital del producto, de forma que sea visible antes de completar la compra”, explica el Parlamento.
En efecto, lo bueno y novedoso también es que se apunta a que todos los juguetes vendidos en la UE lleven un “pasaporte digital del producto” (DPP) claramente visible, que demuestre el cumplimiento de las normas de seguridad pertinentes. Este DPP es un sistema que distinguirá a los juguetes seguros para los niños, proporcionando datos sobre su procedencia, autenticidad y sostenibilidad.
Así se ayudará a los inspectores del mercado a identificar y retirar juguetes peligrosos (especialmente en las fronteras de la UE), lo cual fomentará la transparencia y la economía circular, permitiendo a los consumidores tomar decisiones informadas sobre los productos que compran.
La solución a esta problemática hoy se está pensando desde una perspectiva holística, desde un ambiente de juego más seguro que considere todos los factores relacionados con el bienestar y la experiencia de los niños, de los padres y de las comunidades. Esto significa abordar no solo los riesgos físicos o químicos de los productos, sino también factores como la sostenibilidad, la educación, la responsabilidad de todas las partes y su consecuente impacto social.
(*) Politólogo y analista parlamentario