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¿Prescindibles? El futuro del trabajo, entre la IA y la reconversión laboral
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¿Prescindibles? El futuro del trabajo, entre la IA y la reconversión laboral

Por Diego Quindimil (*)

La inteligencia artificial no está por llegar: ya está instalada. Nos está serruchando el piso. ¿Dónde nos paramos? En medio de reconversiones, automatización y ansiedad laboral, esta nota mezcla historias reales, ciencia ficción y una certeza incómoda: estamos viviendo el momento en que el trabajo, tal como lo conocíamos, deja de ser garantía de identidad ni de estabilidad.

Esta nota es un cóctel. No uno que provoca alegría, como los que se sirven en una fiesta, sino uno que mezcla preguntas, miedos e incertidumbres sobre el futuro del trabajo.

Surgió de tres disparadores muy distintos: la película “Mickey 17”, donde el protagonista es un “prescindible” dentro de una misión para colonizar otro planeta; las charlas con varios clientes preocupados por cómo reconvertir a sus equipos; y la aceleración brutal con la que la inteligencia artificial está transformando el mundo laboral.

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En “Mickey 17”, el protagonista es un tipo al que mandan a hacer las tareas más riesgosas. Si muere, lo reemplazan con otra copia igual. Está para eso. Para cumplir, sin importar si sufre, si piensa o si desea algo. Lo único importante es que funcione.

¿Exagerado? Puede ser. Pero cada vez escucho más historias que, sin ser tan extremas, van por el mismo carril. Personas que sienten que dejaron de ser valiosas porque ya no encajan en lo que el mercado pide hoy. Como si el sistema te dijera: gracias por todo, pero ya no te necesitamos.

Roberto, por ejemplo, tiene 52 años y trabajó toda su vida en logística, en un depósito en Avellaneda. “Yo era el que sabía cómo se movía todo. Me lo sabía de memoria”, me dijo. Pero hace unos meses la empresa incorporó un nuevo sistema automatizado que organiza el stock, los pedidos y hasta las rutas de distribución. Ahora, Roberto hace tareas más sueltas, siente que lo van “corriendo de a poco”. No lo echaron, pero tampoco saben muy bien qué hacer con él. Y él tampoco.

Lo mismo pasa con Julia, que era administrativa en una pyme familiar. Durante la pandemia aprendieron a usar herramientas digitales que antes no usaban. Hoy la empresa funciona con un sistema online que factura, archiva, cobra y genera reportes solo. “Yo no quiero jubilarme todavía”, me dijo Julia, “pero siento que mi laburo se está apagando”.

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Y no son los únicos casos. Martín, diseñador gráfico, está viendo cómo algunos clientes de toda la vida ahora le dicen “esto lo hago con inteligencia artificial, después te paso si quiero que le metas un toque humano”. Pasó de ser el creativo al “editor final”.

Todo esto genera ansiedad, inseguridad, y una sensación de vacío que no se llena con cursos de actualización ni charlas motivacionales. Porque reconvertirse no es solo aprender algo nuevo. Es cambiar de piel. Es despedirse de algo que fue propio durante años. Es hacer duelo.

Y mientras muchas personas lidian con eso, aparece otra pregunta que flota en el aire: si la IA hace el trabajo, ¿quién lo cobra? ¿Quién tiene ingresos? ¿Quién consume, si cada vez hay menos personas con plata en el bolsillo?

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Acá entra un concepto que no es nuevo, pero que empieza a hacerse más visible: cibernación. Es la sustitución del trabajo humano por máquinas y sistemas automáticos. Mientras el mundo era más cerrado, esto parecía una amenaza lejana. Pero hoy la globalización hace que todo esté conectado. Lo que se automatiza en Silicon Valley puede sacar a alguien de una línea de producción en Rosario. Lo que se terceriza en India impacta en un diseñador en Flores. El algoritmo no tiene fronteras.

Y si cada vez necesitamos menos manos, ¿qué hacemos con las personas? ¿Cómo nos miramos a nosotros mismos cuando nuestro trabajo, eso que hicimos toda la vida, deja de ser útil?

La socióloga Dominique Méda plantea que el trabajo fue ocupando el centro de nuestra vida. Es lo que organiza nuestro día, nuestra identidad, nuestra pertenencia. Pero también dice que eso es una construcción. Que el trabajo no siempre trae felicidad, ni sentido, ni justicia. Y que tal vez llegó el momento de dejar de pensar que debe ser el centro de todo.

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Entonces, ¿cuál es el camino? ¿Seguir corriendo atrás de un sistema que avanza sin esperarnos? ¿O empezar a imaginar otras formas de vivir, de hacer, de sentirnos parte?

“Mickey 17” parece una película de ciencia ficción. Pero, si miramos bien, capaz no está hablando del futuro. Está hablando del presente.

(*) Psicólogo, speaker y director de la consultora Contenido Humano. Es autor de “Mundo Post Covid: La psicología del trabajo tras la pandemia” (Ediciones Granica).

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