Por Romina Andreani (*)
Hablar de la economía argentina rara vez invita al optimismo. Pero hay un fenómeno silencioso —aunque cada vez más visible en las calles y en las apps— que está reconfigurando el mapa del consumo: el e-commerce transfronterizo.
En el segundo semestre de 2025, Argentina vivirá un punto de inflexión. No por una medida económica ni por un nuevo acuerdo comercial, sino por la consolidación de una nueva lógica de consumo digital, impulsada por el desembarco de gigantes globales como Temu, Shein, AliExpress y, próximamente, TikTok Shop.
UN NUEVO JUGADOR CHINO QUE NO VIENE SOLO
Temu es la gran novedad. La plataforma de origen chino —propiedad de PDD Holdings— llegó a Argentina a comienzos de este año con una propuesta directa: precios bajos, variedad infinita y una experiencia de compra ágil y gamificada. Con más de 290 millones de usuarios activos mensuales a nivel global y un volumen de mercancías que superó los 70.800 millones de dólares en 2024 (según Cross Border Magazine), Temu no es simplemente otro sitio de compras. Es el síntoma de una economía global que ya no espera.
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El modelo es claro: eliminar intermediarios, conectar fábricas directamente con consumidores y ofrecer un viaje de usuario que convierte la compra en juego. En Uruguay, Temu ya supera los 160.000 envíos mensuales. En Argentina, la expectativa es alta.
Pero no llega sola. La nueva ola digital viene cargada de nombres que ya suenan familiares: AliExpress, que sigue siendo la opción preferida para electrónica y gadgets; Shein, que consolidó su reinado entre las generaciones más jóvenes con una oferta de moda rápida y contenido viral; y pronto TikTok Shop, que en México y Brasil ya crece a ritmo exponencial y se prepara para desembarcar en Argentina, según reportes de Rest of World.
LA FRONTERA SE VOLVIÓ DIFUSA
El patrón se repite: productos que antes se traían en valijas o encargos familiares ahora llegan con seguimiento en tiempo real. El “shopping global” dejó de ser un lujo reservado para pocos: hoy es parte de la rutina. La comparación entre precios en Temu, Shein o tiendas locales se hace en un mismo clic —o incluso, mentalmente— sin que el usuario registre límites geográficos.
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En ese ecosistema, las reglas cambian. Ya no se trata solo de vender, sino de integrarse a un flujo de consumo en red, donde el origen del producto es cada vez menos relevante y lo que importa es la experiencia, la velocidad, el precio y la confianza.
¿Y el impacto en la economía? Sí: hay efectos macroeconómicos. La salida de divisas asociada al e-commerce internacional -aunque difícil de calcular con precisión- agrava el déficit externo argentino, en un contexto de reservas escasas y restricciones cambiarias. Pero quedarse solo con esa lectura es no entender lo que está en juego.
Este fenómeno también democratiza el acceso al consumo, mejora la oferta disponible, eleva la vara para el comercio local y obliga a innovar. No es casual que empresas como Mercado Libre o Tiendanube ya estén ajustando su estrategia: envíos más rápidos, promociones más agresivas, integración de inteligencia artificial para recomendaciones personalizadas y nuevos métodos de pago para captar a un consumidor cada vez más sofisticado.
Porque ese es otro punto central: el consumidor argentino se está transformando. Más informado, más exigente, más global. Esa evolución tiene valor en sí misma, tanto cultural como económico.
UNA OPORTUNIDAD CON CÓDIGO POSTAL LOCAL
El segundo semestre de 2025 no será recordado solo por la cantidad récord de paquetes internacionales que cruzarán la frontera. Será recordado también por la consolidación de un nuevo modelo de comercio sin fronteras. En ese contexto, las empresas que logren integrar tecnología, logística inteligente, experiencia conversacional y flexibilidad en su oferta no solo resistirán: liderarán.
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En lugar de ver al e-commerce global como una amenaza, Argentina tiene la oportunidad de usarlo como palanca: para mejorar su infraestructura digital, profesionalizar su ecosistema logístico, fomentar la competencia y, sobre todo, reconectar el consumo con el mundo.
Porque a veces, el futuro no llega anunciado. Llega en forma de paquete y cambia las reglas de juego para siempre.
(*) Inversora ángel. Miembro de diversos boards. Mentora. Facilitadora en la creación de empresas