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Adictos a la adrenalina
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Adictos a la adrenalina

Solo porque sea invierno no significa que no se pueda obtener una dosis de adrenalina al aire libre. Después de vivir un prolongado encierro debido a las restricciones durante la pandemia, cada vez más personas eligen deportes extremos –también de riesgo– para mantenerse activas.

Da igual si sos un principiante o todo un experto, lo único que importa es sentirse vivo. Tampoco atañe si son las emociones fuertes o las amenazas físicas lo que libera la adrenalina, el objetivo es superarse a uno mismo y desafiar los límites. En el mundo existen los buscadores de emociones –también conocidos como “locos del deporte”–, que se entusiasman con diferentes maneras de mantenerse activos, incluso en las condiciones más duras.

Foto: Getty

No es una osadía afirmar que practicar deportes extremos genera –probablemente– una dosis de adrenalina que rompe con cualquier monotonía existente. Es evidente que para muchas de las personas que eligen estos deportes de riesgo, aquellos que disparan la secreción de esta hormona, conlleva una sensación de placer liberarla y una gran efecto de bienestar.

Desde aventuras en tierra o en el agua, hay opciones para todos: tal vez bucear con los narvales, o quizá saltar de un helicóptero con los esquís puestos a explorar sobre el hielo de glaciares. Si a este espíritu aventurero se le suman condiciones climáticas extremas, el único efecto posible es un shock de adrenalina casi irrepetible hasta la llegada de un nuevo desafío.

AVENTURAS BAJO CERO

Para los amantes de la naturaleza escalar puede ser una experiencia reveladora, pero si eso no suena lo suficientemente agotador, hacerlo durante la temporada invernal en la Avenida de los Volcanes es mucho más desafiante. Ecuador, atravesado por la Cordillera de los Andes, ostenta esta joya natural que es hogar de algunos de los glaciares más grandes y etéreos del mundo.

Gentileza Red Bull

Sus parques nacionales son conocidos por su amplia variedad de caminatas y rutas de escalada, especialmente sobre hielo, pues es el enclave perfecto para practicar escalada alpina en cualquiera de sus muchas grietas. Las empinadas paredes de hielo se convierten en lugares de ensueño para los que quieran practicar la escalada con piolet y usar crampones. Sin embargo, no es fácil encontrar enclaves donde el hielo sea fiable y seguro; y aunque ese no sea un factor limitante para los deportistas extremos, siempre hay que tener cuidado con las avalanchas y los peligrosos glaciares activos.

En Alaska el riesgo es inherente siendo un escenario sublime para otra aventura entre gigantes. En lo más alto de las montañas Chugach, al sur del Estado, conocida como una de las zonas más prístinas del mundo para el heliesquí, hay picos afilados que regalan descensos que pueden alcanzar los 3.000 metros. Allí, casi entre nubes de algodón, no hay senderos establecidos para esta forma de esquí de montaña, y por eso los aventureros solo pueden llegar en helicópteros para despuntar el vicio del heliesquí. Después de ser dejados en “nieve virgen”, los esquiadores o snowboarders descienden tallando su propio camino por la remota ladera de la montaña.

Foto: Yang Liu / Xinhua News Agency / Getty

PISADAS BAJO CERO

Exactamente a 2.750 km de Buenos Aires, El Calafate, provincia de Santa Cruz, es dueña de los más bellos paisajes de la Patagonia argentina. Si uno pisa el suelo de la región mítica más al sur del continente tiene la posibilidad de visitar el Parque Nacional Perito Moreno –el más grande del país con casi 1 millón de hectáreas–, puede realizar paseos en kayak entre témpanos o trekking sobre el resbaladizo y afilado hielo del Glaciar Perito Moreno. Aunque estas actividades no son aptas para todo público.

Debido al grado de esfuerzo y dificultad que presentan estas aventuras, hay varios requisitos a cumplir: son solo recomendadas para personas de entre 10 y 65 años, y es obligatorio ir siempre acompañado por un guía profesional, sumado a que solo se puede realizar desde mediados de septiembre hasta finales de abril.

Queda claro que caminar por el hielo no es para todos y quizás eso sea lo que más le atraiga a los adictos a la adrenalina. El simple hecho de ser una excursión de exigencia física y mental aumenta la fascinación: los deportistas consideran estos desafíos de resistencia como un reto para acceder a otro nivel.

¿Qué fuerzas invisibles los atraen a estos lugares remotos? La quintaesencia de la adrenalina es el peligro, la velocidad, la energía, hasta rozar el límite de los imposible. En eso radica el placer de los valientes.

RIESGOS CUTÁTICOS

¿Quién se anima a atrapar al escurridizo tiburón de Groenlandia? Para hacerlo, uno debe abordar un pequeño bote y dirigirse a las profundas aguas heladas del Océano Ártico. En Uummannaq se realiza el “Desafío Tiburón”, en el que los pescadores deben batallar con esta especie longeva que puede crecer hasta siete metros de longitud y que parece una criatura prehistórica.

Siete parques nacionales protegen a Svalbard, un archipiélago noruego que es hogar de osos polares y zorros árticos, así como la puerta de entrada al buceo extremo. Nadar en aguas turquesas aunque congeladas, entre ballenas y orcas, seduce a los exploradores bajo el agua.

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