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Recta final en Brasil: Lula va por el “voto útil” y Bolsonaro se apoya en su núcleo más duro
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Recta final en Brasil: Lula va por el “voto útil” y Bolsonaro se apoya en su núcleo más duro

El 2 de octubre se llevará a cabo en Brasil la primera vuelta de las elecciones presidenciales, que enfrentan al actual mandatario, Jair Bolsonaro; y al expresidente Luiz Inácio Lula Da Silva.

Según todos los sondeos, la diferencia en favor de Lula es de casi 10 puntos. Y aunque algunas encuestadoras ven un claro triunfo en primera vuelta, otros imaginan un escenario de balotaje (también con 10 puntos de distancia), en medio de un clima de violencia discursiva y también física, como ha quedado demostrado a lo largo de una extensa y polarizada campaña.

Se puso en marcha la semana final de cara a los comicios, que anticipan una alta tasa de abstención, situación que parece favorecer las aspiraciones de Bolsonaro en busca de su reelección, dado que su techo parece difícil de elevar, según los analistas. Que el electorado no polarizado se abstenga reduce las posibilidades de que Lula adicione los votos que necesita para imponerse en primera vuelta (su intención de voto estaría en torno al 47%, en los estudios más optimistas, y debería superar el 50% para no ir a una segunda ronda).

Por esa razón, en la recta final, la estrategia de Lula parece pasar por captar el llamado “voto útil”, es decir, obtener una fracción de quienes hoy manifiestan votar a Ciro Gomes y Simone Tebet, candidatos sin chances serias, con un 7% y 4%, respectivamente. Vale recordar que en 2018 la abstención (especialmente la del sector de Gomes) le permitió a Bolsonaro vencer a Fernando Haddad (candidato de un Lula preso y proscripto) y ser presidente.

«Faltan ocho días, no acepten provocaciones, busquen el voto, no crean en la ola de mentiras que se viene», les dijo Lula a sus militantes en diversos actos en San Pablo, exhortándolos a buscar el voto “hasta del cuñado”.

Por su parte, la estrategia de Bolsonaro parece ir en el sentido opuesto, es decir, crear un clima de incertidumbre que desestimule el voto, apelando a dos ejes de su discurso: la crítica de la corrupción de los Gobierno del PT, enfatizando el desencanto con la política tradicional; y la creación de un marco de miedo ante posibles situaciones de violencia en las calles.

Hace algunos días, desde Londres, había dicho que no reconocería un resultado que no fuera una victoria suya con un 60% de los sufragios. Ahora volvió a poner en duda la transparencia del proceso electoral y afirmó que no se lo puede “culpar por lo que suceda en la calle”, alentando el fantasma de la toma del Capitolio en Washington, tras la derrota de Donald Trump.

«El Tribunal Superior Electoral (TSE) no tiene preocupación con la transparencia. Cero preocupación», expresó durante un transmisión en vivo por Facebook en la que desafía a la Justicia.

Bolsonaro quiso hacer esa transmisión desde el Palacio Planalto, sede del Gobierno, indicando a qué candidatos votar en cada estado o distrito, pero el TSE se lo negó, explicando que eso sería utilizar los recursos del Estado para la campaña. De hecho, ordenó eliminar de las redes el discurso proselitista en Londres, ya que se trataba de un viaje oficial y usando el balcón de la Embajada brasileña en esa ciudad.

Burlándose de esa directiva, el presidente se grabó en un precario lugar no identificado, con carteles de campaña suyos y de sus candidatos, y dijo: «Nadie sabe de dónde estoy haciendo esta transmisión, escondido, como si fuera un hombre de las tinieblas». Además, calificó la decisión del tribunal como una “invasión a la propiedad privada”, ya que el Planalto es su residencia oficial durante su mandato.

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