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Por qué Irán e Israel son enemigos: el comienzo de una enemistad que desembocó en una guerra sin fin
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Por qué Irán e Israel son enemigos: el comienzo de una enemistad que desembocó en una guerra sin fin

Irán e Israel protagonizan una guerra abierta que tiene al mundo entero en vilo y que se trata de un conflicto sin precedentes que, por lo menos hasta ahora, parece no tener fin. Pero cuándo y por qué comenzó el enfrentamiento entre estos dos países, que hoy se encuentra en su mayor punto y escala minuto a minuto.

El año de quiebre en las relaciones entre Israel e Irán fue 1979 con la Revolución Islámica de Ruhollah Jomeini, que derrocó al Sha de la dinastía Pahlaví, que era el monarca que gobernaba en esa época en Irán y a nivel global, uno de los principales aliados de Estados Unidos en Medio Oriente.

Jomeini impuso el régimen de los ayatolas y logró el poder en Teherán.

La critica más fuerte hacia el Sha era contra la Revolución Blanca, un programa que quería cambiar la economía y el sistema social típico del país. En Irán, vivían israelíes, pero los clérigos no solo repudiaban esta iniciativa sino también la participación de la comunidad judía que apoyaba esta transformación.

Además en una postura contraria a la del Sha, los líderes de la Revolución Islámica rechazaban el «imperialismo» de EEUU y en consecuencia, también a Israel por ser su amistad con Norteamérica.

Cuando Jomeini, sacó al Sha del poder y estableció una república islámica, consiguió que las minorías religiosas se fueran de Irán.

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Es más, los Ayatolas rompieron las relaciones con el gobierno israelí y tomaron la embajada de ese país en Teherán y se la dieron a la Organización para la Liberación Palestina (OLP), que  se enfrentaba a Israel en su lucha por la creación de un estado palestino.

Por lo tanto, Jomeini tomó como propia la causa de Palestina, que los árabes habían abandonado y las protestas a favor de Palestina comenzaron a ser habituales en Teherán.

Es así como, con el paso del tiempo, Israel empezó a ver en Irán un enemigo que hacia peligrar su existencia.  De hecho, Irán se manifestó en contra del plan para la partición de Palestina que finalizó con la creación del Estado de Israel en 1948.

Los ayatolas tienen tres objetivos: expulsar a Estados Unidos de Medio Oriente, reemplazar a Israel por Palestina y ponerle punto final al orden mundial encabezado por Norteamérica.

Por su parte, Israel busca terminar con el programa nuclear de Irán y evitar que tenga en su poder bombas atómicas. «No podemos permitir que el régimen más peligroso del mundo posea las armas más peligrosas del mundo», sentenció el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu.

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La Revolución de 1979 no rompió por completo el vínculo de Irán con Israel, ya que, por ejemplo, en 1981, las auutoridades iraníes le brindaron una ayuda limitada a Israel que creó un reactor nuclear iraquí en la instalación conocida como Osiraq, acorde con un artículo de la revista especializada Nonproliferation Review.

Este ataque, según la publicación, logró atrasar el programa nuclear de Iraq como mínimo 15 años, lo cual benefició a Irán en su guerra de ocho años (1980-1988) con el régimen iraquí de Saddam Hussein.

Pero, más allá de esta cooperación, la revolución marcó un antes un después y la relación entre ambos países jamás volvió a ser lo que fue en algún momento.

La Argentina no es ajena a este conflicto. En 1992, el grupo Yihad Islámica, afín a Irán y brazo armado de Hezbolá, llevó a cabo un atentado con bomba en la embajada de Israel en Buenos Aires, provocando la muerte de 29 personas y 242 heridos.

Poco antes, había sido asesinado el líder de Hezbolá, Abbas al-Musawi, en un atentado por el que se responzabilizó a los servicios de inteligencia de Israel.

 

 

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