Al menos 120 niños fueron secuestrados por insurgentes yihadistas en el norte de Mozambique. La información fue dada a conocer por la organización Human Rights Watch, que alertó sobre un incremento de la cantidad de secuestros en la provincia de Cabo Delgado en los últimos dos meses.
Estos menores están bajo las órdenes de un grupo llamado Al-Shabab, también conocido como Movimiento de Jóvenes Muyahidines, relacionado con el Estado islámico. Ya se expandió a otras naciones, como Somalía en donde surgió hace 20 años como una ramificación africana de Al Qaeda.
Los menores son usados para transportar mercancía robada, hacer trabajos forzados y en ciertos casos, servir como soldados o contraer casamiento.
QUÉ ESTÁ PASANDO
Desde 2017, el gobierno de Mozambique lucha contra la insurgencia del Islam en Cabo Delgado, con la ayuda de tropas enviadas por Ruanda y Sudáfrica. Tres años más tarde, en 2020, los grupos insurgentes llevaron adelante una serie de ataques en los que decapitaron a un número importante de personas, entre ellos, niños.
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En otros ataques, que se realizaron después, ciudadanos afirmaron que menores que habían sido secuestrados fueron usados como soldados.
A raíz del aumento de la violencia, 600.000 individuos se vieron obligados a irse a provincias aledañas, según las Naciones Unidas.
El secretario general del Consejo Noruego para los Refugiados (NRC), Jan Egeland, estuvo en Cabo Delgado durante este mes y definió a la situación en el norte de Mozambique como una crisis olvidada.
«Las crisis climáticas, el aumento de la violencia y la espiral de hambre están teniendo un impacto terrible en la población», aseguró.
El NRC indicó que más de cinco millones de personas sufrían niveles de hambre alarmantes y que más de 900.000 se encontraban en situación de emergencia alimentaria.
A este contexto, hay que añadirle el recorte de la ayuda enviada por el presidente de EEUU, Donald Trump.
