El Monte Etna, el volcán activo más alto de Europa ubicado en Italia, atraviesa una fase eruptiva que comenzó el 14 de agosto y que, según los datos más recientes del Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología (INGV), muestra signos de desaceleración.
Aunque la actividad ha disminuido, los expertos advierten que el Etna sigue siendo impredecible, capaz de pasar de la calma a episodios de gran energía en cuestión de horas.
Para garantizar la seguridad, la Guardia di Finanza despliega equipos de rescate en la montaña. Su misión es doble: controlar el flujo de visitantes y asegurar que los guías turísticos cumplan con las normas, como mantener los grupos pequeños y no acercarse demasiado a los flujos de lava.
El Monte Etna ha sido parcialmente cerrado tras intensas erupciones que enviaron lava por sus laderas e iluminaron la noche. Se trata del volcán activo más grande de Europa#NoComment #Volcan #Italia #Erupcion pic.twitter.com/FY96VFToSl
— euronews español (@euronewses) August 30, 2025
Además, la Protección Civil mantiene prohibido el acceso a la zona cumbre y limita las excursiones por encima de los 2.500 metros de altitud.
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Las patrullas alpinas, apoyadas por perros especializados y drones, vigilan las áreas más transitadas mientras continúan las emisiones de lava y ceniza. Las coladas actuales, aunque menos violentas que las explosiones de junio, avanzan de manera fluida por la ladera suroeste, generando un espectáculo natural que los turistas pueden observar desde zonas seguras.
El nivel de alerta para el tráfico aéreo sigue en naranja, aunque el aeropuerto internacional de Catania opera con normalidad. A pesar de las restricciones, la actividad turística en el Etna no se detuvo.
Miles de visitantes disfrutan de las vistas panorámicas que abarcan Catania y los pueblos circundantes, siempre bajo estricta supervisión.