El dictador venezolano Nicolás Maduro volvió a provocar en público en medio de la tensión diplomática y militar con Estados Unidos en el Caribe. En un acto del PSUV, transmitido por la televisión estatal, aseguró que los medios norteamericanos hablan tanto de él que hoy se siente “más famoso que Taylor Swift en Estados Unidos ahorita… que Karol G… que Bad Bunny”.
Entre risas, incluso ironizó: “Tengo ganas de grabar un disco, inclusive”. Sus comentarios coinciden con el despliegue militar estadounidense en la región, que Caracas denuncia como una maniobra de presión para desestabilizar su gobierno.
Maduro insistió en que en Estados Unidos “se creó una alarma” tras su advertencia de que Venezuela es “un poderoso movimiento popular unido y armado en defensa de su derecho a la paz y a tener patria”. Se definió como “un muchacho de los barrios de Caracas” que genera “tanta roncha al imperio norteamericano”, y buscó mostrarse respaldado por las bases chavistas en un momento de máxima tensión regional.
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Con su habitual tono desafiante, preguntó: “¿Qué temen de mí?” y sostuvo que el plan estadounidense es humillar al pueblo venezolano, algo que —según él— no ocurrirá: “No será rendido jamás y logrará vencer al imperialismo”. En la misma línea, el número dos del chavismo, Diosdado Cabello, aseguró que en el país “no va a pasar mayor cosa”, aunque pidió estar preparados “para lo peor”. Los discursos apuntaron a cerrar filas ante el avance militar de Washington y reforzar la narrativa de resistencia.
Caracas denuncia que la presencia estadounidense —que Washington vincula a la lucha contra el narcotráfico— busca promover un “cambio de régimen” y colocar un gobierno “títere”, con el objetivo de “apoderarse” de los recursos naturales del país.
Mientras tanto, Maduro se aferra al relato épico chavista y se coloca, al menos en su retórica, por encima de estrellas del pop global para mostrar fuerza interna frente a EEUU y mantener cohesionada a su base política en un escenario cada vez más volátil.