Por primera vez desde el inicio del conflicto, Israel llevó su ofensiva contra los rebeldes hutíes al mar. Este martes, la Armada israelí ejecutó un ataque directo contra infraestructura portuaria en Hodeida, una ciudad yemení controlada por el grupo insurgente respaldado por Irán.
Según las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), los blancos fueron “instalaciones utilizadas con fines terroristas”, y el objetivo fue interrumpir la capacidad de los hutíes de utilizar los puertos del mar Rojo con fines militares.
El operativo consistió en el lanzamiento de misiles desde buques de guerra, en lo que marcó un nuevo frente para el ejército israelí. El Ministerio de Defensa denunció el uso de infraestructura civil para encubrir actividades bélicas por parte del “régimen terrorista hutí”. Tras el bombardeo, el humo cubrió los muelles de Hodeida. Las autoridades israelíes ya habían advertido a la población local mediante un aviso de evacuación para los puertos de Ras Isa, Salif y la propia Hodeida.
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El propio ministro de Defensa, Israel Katz, declaró que las operaciones continuarían si los ataques hutíes no cesaban. “Si nos atacan, responderemos con fuerza y bloqueo naval”, dijo, endureciendo el tono. En paralelo, el medio hutí al-Masirah confirmó el bombardeo, aunque no ofreció detalles precisos sobre los daños. Lo cierto es que Hodeida es un puerto clave para la entrada de alimentos, combustible y ayuda humanitaria, en un país destrozado por una guerra civil que comenzó en 2014.
Organismos internacionales advirtieron que cualquier daño prolongado al puerto podría profundizar la crisis alimentaria en Yemen, donde millones dependen de asistencia externa. Ya el mes pasado, un bombardeo aéreo israelí en la misma zona dejó un muerto y el puerto inutilizado por semanas. La creciente militarización de la zona amenaza con desatar una escalada regional, justo cuando los rebeldes hutíes intensificaron sus lanzamientos de misiles y drones hacia embarcaciones en el mar Rojo.
Desde fines de 2023, los hutíes llevaron a cabo más de 100 ataques contra barcos comerciales y militares, hundiendo al menos dos y matando a cuatro marinos. Aunque hubo una breve tregua, los ataques se reanudaron tras una ofensiva aérea estadounidense en marzo. El conflicto también se trasladó a tierra firme: la semana pasada, un cohete lanzado desde Yemen hacia Jerusalén fue interceptado por las defensas israelíes.
Mientras tanto, Estados Unidos, bajo la estrategia de “Paz mediante la Fuerza” promovida por Donald Trump, mantiene su presencia en el estrecho de Bab el-Mandeb para garantizar la libertad de navegación, una misión que sigue siendo clave en esta región cada vez más volátil.