El Ejército de Israel redobló sus operaciones militares contra Irán con una serie de ataques dirigidos específicamente a sistemas y depósitos de misiles tierra-tierra, en lo que representa una escalada significativa dentro del conflicto regional. Según confirmaron las autoridades israelíes, las incursiones aéreas fueron planificadas con apoyo de inteligencia precisa y tuvieron como blanco la infraestructura misilística iraní. La ofensiva tuvo lugar en la madrugada del viernes, con una clara intención de debilitar la capacidad de respuesta del régimen persa.
Los bombardeos no se limitaron únicamente a los depósitos de armamento: también impactaron en centros militares y académicos, lo que refleja una estrategia más amplia por parte de Tel Aviv para desarticular posibles focos de desarrollo tecnológico y logístico.
“La destrucción de misiles es crucial para la defensa de los ciudadanos de Israel”, señalaron desde las Fuerzas de Defensa, sin brindar detalles sobre las ubicaciones exactas atacadas, en una táctica que busca mantener el factor sorpresa y evitar represalias inmediatas.
Esta nueva ofensiva se inscribe en una dinámica de confrontación sostenida. Irán, en las últimas semanas, ha lanzado cientos de misiles hacia territorio israelí, en lo que constituye su respuesta a años de tensiones acumuladas y conflictos indirectos. A su vez, Teherán recurrió al envío de drones armados, que fueron interceptados antes de alcanzar el espacio aéreo israelí. El cruce de agresiones parece no tener un final cercano, y la posibilidad de una guerra abierta ya no es descartada.
Israel atacó objetivos nucleares en Irán y se espera una fuerte represalia
Desde el comando militar israelí ya se habla de una “operación prolongada” en territorio iraní, un indicio de que las acciones recientes podrían ser solo el comienzo de una campaña extendida. En respuesta, las autoridades de Irán calificaron los ataques como “una declaración de guerra”, lo que podría precipitar una nueva fase de escalada en el conflicto y aumentar la inestabilidad en Medio Oriente.
Uno de los giros más alarmantes lo protagonizó el nuevo comandante de la Guardia Revolucionaria iraní, Mohammad Pakpour, quien prometió una dura venganza tras la muerte de su antecesor, Hosein Salami, en un ataque atribuido a Israel. Pakpour lanzó una advertencia contundente: “Pronto se abrirán las puertas del infierno sobre este régimen asesino de niños”, según recogió la agencia estatal IRNA. La frase fue interpretada como una amenaza directa de represalias a gran escala.
El asesinato del anterior comandante y la retórica encendida del nuevo líder militar iraní podrían alimentar aún más la espiral de violencia. Mientras tanto, el mundo observa con creciente preocupación cómo dos potencias regionales se aproximan peligrosamente a una confrontación directa, con consecuencias impredecibles para la seguridad global.