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¿Hay un pacto entre Trump y Maduro?
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¿Hay un pacto entre Trump y Maduro?

Por María Agustina Zelayeta

En apenas un mes, el presidente de los EEUU parece haber dejado en claro cuál será su postura respecto al régimen que gobierna Venezuela: apoyará a Nicolás Maduro siempre que Caracas respete los intereses estadounidenses en ese país. Por ahora, el petróleo, los negocios y las deportaciones de inmigrantes pesan más que una lucha de décadas por la democracia.

Una imagen vale más que mil palabras. El 31 de enero de 2025, Richard Grenell, enviado especial del presidente de los EEUU, Donald Trump, a Venezuela, viajó a Caracas y se reunió con Nicolás Maduro en el famoso Palacio de Miraflores. La foto resultante es elocuente: el delegado de la mayor democracia del mundo estrechando la mano de un presidente de facto con su título de dictador recién conseguido en las fraudulentas elecciones de julio de 2024. El apretón de manos quedó registrado para siempre.

El mundo, que todavía no sale de su asombro por todo lo que hace y dice Trump, miró esa imagen con rechazo. Si bien podía sospecharse que el nuevo líder de la Casa Blanca podía llegar a tener una postura de acercamiento con el chavismo, nadie imaginaba que uno de los primeros gestos de Trump en el poder sería justamente sentarse a negociar con el jefe de la dictadura venezolana.

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Ni tampoco que los guiños fueran tan claros. Por caso, es la primera vez en muchos años que un diplomático estadounidense permite que se lo fotografíe junto a Maduro.

En los hechos, Grenell se fue de Venezuela con seis prisioneros (rehenes) norteamericanos. Para Maduro, por su parte, la foto significó la ruptura del aislamiento internacional en el que había quedado sumido el fraude electoral del 28 de julio pasado.

En diálogo con Newsweek Argentina, el periodista venezolano Darvinson Rojas Sánchez explicó que “está claro que Trump no tiene simpatía por Maduro”, pero “Maduro es el que está al frente del Ejecutivo venezolano y es el que toma las decisiones; la foto con Grenell responde a eso”.

Aquella foto, cobra todavía mucha más fuerza cuando se piensa en las fotos que podrían haber llegado a existir, pero nunca sucedieron.

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La líder de la oposición venezolana, María Corina Machado, aseguró en una charla con periodistas haber hablado con Grenell antes y después del encuentro. “¿Por qué entonces no hubo fotos con ella, que es la líder la oposición mayoritaria?”, se pregunta Rojas Sánchez, y recordó que el presidente electo de Venezuela, Edmundo González Urrutia, mantuvo una reunión con el secretario de Estado de Trump, Marco Rubio, con quien también coincidió en la Conferencia de Seguridad de Múnich, pero “tampoco existe una foto”.

Tras la publicación del retrato de Grenell y Maduro estrechándose las manos, Trump aseguró que EEUU “quiere hacer algo con Venezuela”, una declaración más que ambigua. ¿Qué es exactamente lo que Trump quiere hacer con Venezuela? Por ahora, el mundo no lo tiene claro. Las primeras acciones concretas generan miedo e incertidumbre.

Apenas nueve días después de esa famosa y polémica foto, Trump deportó a 190 venezolanos y Maduro los aceptó de vuelta. No solo los recibió, sino que puso a disposición la aerolínea estatal Conviasa para el vuelo de regreso. Según la administración estadounidense se trata de delincuentes que pertenecen a la banda criminal “El Tren de Aragua”, aunque el chavismo negó que esto fuera cierto. Luego, el viernes 21 de enero llegaron a Venezuela (también en un avión de Conviasa) 177 inmigrantes venezolanos que habían estado retenidos en la cárcel estadunidense de Guantánamo, en Cuba.

NUEVOS OBJETIVOS

Si nos remontamos al primer Gobierno de Trump (2017-2021), el republicano optó Trump por una política muy dura contra Maduro. Por ejemplo, aplicó sanciones petroleras y financieras; le quitó el control de los bienes venezolanos en EEUU; impulsó sanciones personales contra él y altos funcionarios de su Gobierno; e incluso ofreció una recompensa de millones de dólares por la captura del sucesor de Hugo Chávez. Además, cuando Maduro afirmó haber ganado las elecciones presidenciales en 2019, EEUU se ubicó al frente de una coalición internacional que desconocía esos resultados.

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Maduro y el régimen lograron mantenerse en pie a pesar de que durante ese período la economía venezolana, la producción petrolera y la calidad de vida de los venezolanos se vieron seriamente afectadas como consecuencia de las sanciones de Trump. De algún modo, la oposición venezolana todavía le reprocha a EEUU no haber tomado decisiones más drásticas. Creen que si una gran potencia continental como EEUU hubiera querido poner fin al Gobierno de Maduro, tenía las herramientas para hacerlo. Y piensan que hoy tampoco intervendrá, al menos de manera directa.

Para Trump y su administración, Venezuela es actualmente sinónimo de dos grandes desafíos: poner fin a la inmigración ilegal en los EEUU y garantizar los negocios bilaterales, especialmente los vinculados a los hidrocarburos.

En plena campaña, presidente estadounidense vinculó a los venezolanos indocumentados en EEUU con el aumento de la delincuencia. “Las prisiones de Venezuela han sido vaciadas en EEUU. Sus criminales y narcotraficantes han sido sacados de las ciudades y traídos a EEUU”, afirmó el 31 de mayo de 2024.

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Números del Departamento de Seguridad Nacional, señalan que 600 personas fueron identificadas como sospechosas de tener conexiones con la banda criminal “El Tren de Aragua” en EEUU. Y, por otra parte, el estatus de protección temporal (TPS), que permite a los venezolanos vivir y trabajar en EEUU, no será renovado desde el 7 de abril. Son 17 nacionalidades tienen este permiso pero, por el momento, los únicos que no revalidarán el beneficio son los venezolanos.

De acuerdo con cifras del Migration Policy Institute, para comienzos de enero de este año, 607.000 venezolanos cuentan con un TPS. Sin este permiso, corren el riesgo de ser deportados.

Una nueva crisis humanitaria podría generar hasta 5 millones de nuevos migrantes que se sumarían a los 8 millones que ya se vieron obligados a abandonar Venezuela. En el 10% de los casos, optan (u optaban) por EEUU en busca del sueño americano. “Miles de ellos, que ya tienen una vida estable, ahora quedan en un limbo legal en ese país”, recalcó el periodista venezolano y agregó: “Tendrán que pedir asilo político o volver a Venezuela”.

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Si regresan, “tendrán que iniciar una nueva vida, porque muchos de ellos vendieron todas sus pertenencias y propiedades para poder recolectar el dinero para cubrir el viaje de salida del territorio venezolano”.

El otro eje mencionado es el petróleo. Venezuela es el tercer mayor proveedor de petróleo para EEUU, con cerca del 8% del total importado. Este intercambio se había suspendido en 2019, como parte de las mencionadas sanciones, pero en 2023 se retomó el flujo de manera tan potente que la dependencia del petróleo venezolano para EEUU se incrementó en un 43% en 2024.

A fines de enero, Trump dijo que no necesitaba el petróleo de Venezuela, pero luego de la visita de Grenell, se extendió la licencia para que la petrolera Chevron opere en Venezuela, más allá de las amenazas de revocación. Como Maduro incumplió con los plazos para nuevas deportaciones, EEUU finalmente revocó la licencia de Chevron son más excusas que esa: no haber cumplido con su parte del trato.

Los expertos aseguran que hoy EEUU no podría prescindir de esta energía, pero el plan de Trump es recuperar la soberanía energética. ¿Puede eso marcar el fin del régimen?

CONTRADICCIONES

La inmigración es uno de los grandes ejes sobre los que rodará la administración Trump. Y entre responsables de llevar adelante estas políticas está el secretario de Estado, Marco Rubio. Es hijo de padres cubanos que llegaron a EEUU en busca del sueño americano y ha dejado muy en claro su repudio a las dictaduras de Venezuela, Nicaragua y Cuba.

Trump asusta, confunde, obliga a todos a tomar posición y esperar el impacto. Llama “dictador” al presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski (y hasta lo maltrata en la Casa Blanca); sostiene que no tiene por qué defender a Taiwán de China; propone desplazar a millones de personas de Gaza; sugiere que Canadá, México, Panamá, Groenlandia y otros territorios se conviertan en estados de los EEUU; y hace anunciar una visita a Kim Jong Un, el líder de Corea del Norte.

Los venezolanos no están solos en el desconcierto. ¿Sellará abiertamente Trump una alianza con Maduro? Solo resta esperar qué más puede salir de esa infinita caja de sorpresas llamada “Donald Trump”.

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