Por Agustina Zelayeta y Rolando Klempert –
El joven gendarme argentino permanece secuestrado en Venezuela por el régimen de Nicolás Maduro desde diciembre pasado y no hay absolutamente ningún dato sobre su paradero. La lucha de su familia, el Gobierno argentino y la oposición venezolana para que su caso no caiga en el olvido y sea liberado.
“Estando en Venezuela estoy expuesta a cualquier cosa. Es una lucha muy solitaria en cuanto a la compañía de otras personas. Pero acá estamos resistiendo porque Nahuel necesitará de nosotros; tenemos que estar fuertes para cuando vuelva a casa. Eso es lo que nos reconforta”. María Alexandra Gómez no quiere acostumbrarse al horror que significa tener a un familiar desaparecido. Su marido, Nahuel Gallo, fue detenido ilegalmente el 8 de diciembre de 2024 por el régimen dictatorial de Nicolás Maduro y, desde entonces, nada se sabe sobre su paradero.
Los medios y la gente lo conocen como “el gendarme argentino secuestrado en Venezuela”. Su caso recorrió el mundo entero mientras Maduro se autoproclamaba reelecto y asumía una presidencia de facto. La cara de “el gendarme” está en todos los portales, las redes sociales, los diarios. O, mejor dicho, estaba. La falta de información fue desgastando el interés de la opinión pública (y de los políticos oportunistas). En algún momento de las últimas semanas, ya no hubo más qué decir, excepto repetir la misma pregunta que se hacen María Alexandra y toda su familia: ¿dónde está Nahuel Gallo?
LOS HECHOS
El 8 de diciembre de 2024 a las 5.30 de la madrugada Nahuel Gallo cruzó la frontera de Venezuela desde Colombia, a través del Puente Internacional Francisco de Paula Santander, que une a las ciudades de Cúcuta y Ureña. El gendarme argentino estaba de vacaciones y había viajado para visitar a María Alexandra y a su pequeño hijo, Víctor Benjamín, que acaba de cumplir 2 años.
¿Por qué desde Colombia? La familia explica que era lo más barato: se fue en auto de Mendoza a Chile; allí sí tomó un avión hasta Bogotá; y luego la conexión a Cúcuta, conocida como la Meca de los exiliados, ya que por esa ciudad extremadamente pobre resulta muy sencillo escapar de Venezuela (y también entrar). Por otra parte, por el aislamiento en el que está sumergido el Gobierno chavista, es sumamente difícil llegar desde Argentina a Venezuela por aire (además de muy caro). Pese a las explicaciones, el porqué de este periplo sigue siendo una de las dudas de las que se vale el régimen para fundamentar sus sospechas.
Tras la denuncia de Argentina, Venezuela difundió videos del gendarme Nahuel Gallo
Lo cierto es que Gallo presentó la documentación, lo dejaron cruzar la frontera hacia Ureña y allí fue abordado por personal de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM). Lo separaron para una entrevista. Al concluir, le informaron que debía afrontar una segunda entrevista, pero que debía trasladarse a otro sitio. Esto se sabe porque Gallo logró llamar a su esposa desde el taxi usando el teléfono del chofer y contarle lo que le había pasado. Desde entonces, todo fue silencio.
“Por el momento no tenemos ninguna información, no sabemos dónde ni en qué circunstancia está”, le cuenta María Alexandra a Newsweek Argentina.
La noticia se convirtió en un escándalo internacional, no solo porque llegó en medio del tsunami de críticas y repudios a la reasunción de Maduro, sino porque también se produjo en medio de una escalada de insultos y de ataques diplomáticos con Javier Milei, primer mandatario en reconocer a Edmundo González como presidente electo tras los comicios fraudulentos del 28 de julio. Por caso, la Embajada argentina fue asediada durante semanas y los funcionarios debieron abandonar Venezuela con la ayuda de la Cancillería brasileña. Y aún se encuentran sitiados allí los opositores venezolanos perseguidos por el régimen.
Maduro volvió a criticar al gendarme argentino Nahuel Gallo: «Hemos capturado un terrorista»
Fue entonces cuando el mensaje llegó claro y contundente: Nahuel Gallo era un preso político, y una posible ficha de intercambio en una futura negociación con “el mundo libre”. “Desde el primer día que Nahuel estuvo desaparecido, lo hemos buscado, desde San Cristóbal hasta en la Ciudad de Caracas, y no hemos recibido ninguna información sobre su paradero”, cuenta su esposa.
El 13 de diciembre, la Cancillería argentina a cargo de Gerrardo Werthein y el Ministerio de Seguridad de Patricia Bullrich denunciaron el secuestro y mostrando que la documentación del gendarme estaba en orden, y que había sido aprobada por Caracas. Era una trampa, dedujeron.
Pero para el Gobierno de Maduro, Gallo era un terrorista disfrazado de turista. Primero el fiscal general Tarek William Saab hizo foco en el ingreso ilegal, pero días más tarde, la mano derecha armada del régimen y el armador de su red de inteligencia, Diosdado Cabello, dijo en la televisión venezolana que el argentino formaba parte de un plan para matar a la vicepresidenta, Delcy Rodríguez, hermana de Jorge Rodríguez, exvicepresidente de Chávez y hombre clave para el sostenimiento político de Maduro. Eso ya era otra cosa.
Y aunque Venezuela aseguraba tener pruebas que nunca mostró, hubo políticos argentinos de alto calibre que parecían abonar esa hipótesis. Es el caso de la vicepresidenta, Victoria Villarruel, quien sugirió que Nahuel Gallo fue “autorizado” por alguien para viajar, sugiriendo que Bullrich, una de sus enemigas políticas, tenía la responsabilidad de esa detención. “Jamás habría autorizado a un gendarme a ir a Venezuela. Lo que está ocurriendo es la consecuencia tristemente obvia, pero como no soy del área de seguridad no opino de las sanciones y acciones que se debieran tomar”, respondió a un usuario de la red social X. ¿Estaba señalando la mala praxis u otra cosa?
Argentina rechazó las «falsas e infundadas» acusaciones de Maduro contra el gendarme Nahuel Gallo
Por esos días, apareció lo que debía funcionar como una “prueba de vida”. La inteligencia del régimen difundió en redes sociales un video de Nahuel. Se lo ve algo rígido, caminando de derecha a izquierda, y luego de izquierda a derecha, vestido con uniforme de presidiario, en un lugar al aire libre. La familia no confía, no lo reconoce. Aseguran que la escena está armada, que su semblante no es el de siempre y que no hay razones para garantizar que se encuentre bien.
Las vías diplomáticas estaban rotas y la intermediación de Brasil ya estaba desgastada. Por eso se decidió que el camino más apropiado era el de los organismos multilaterales. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) recibió la denuncia e hizo lugar a un amparo. Y el 2 de enero de 2025 se hizo lo propio ante la Corte Penal Internacional (CPI). Pero todo parece en vano. Y no solo porque Maduro desoye a estos organismos.

Foto: X
Un importante diputado de la oposición cuya identidad se mantiene en reserva por cuestiones de seguridad (suya y de su familia) le contó a Newsweek Argentina que por alguna razón estos organismos vienen “cajoneando” las causas contra Maduro y apuntó contra los lobistas internacionales interesados en garantizar los buenos negocios con Venezuela. En ese mismo sentido, la exembajadora venezolana en Argentina (durante el Gobierno interino de Juan Guaidó), Elisa Trotta, ratificó que estos organismos realizan declaraciones pero nunca emiten una orden de detención contra el dictador, tal como sí lo hizo la Argentina, o como la CPI lo hizo con Vladimir Putin. “La CPI condenó a Netanyahu y pidió su captura en tiempo récord, pero llevamos años pidiendo por Maduro y no hay respuesta”, lamentó.
Ante este complejo panorama, el reclamo desesperado de María Alexandra hoy parece tan sensato como idílico: “Debemos ser más firmes en las decisiones que se toman. Todos los días es angustiante no saber de Nahuel y queremos que sea libre cuanto antes”.
¿Y AHORA QUÉ?
María Alexandra asegura que mantiene contacto directo y cotidiano con la Cancillería argentina. “Sé que están trabajando y haciendo distintas gestiones, mas no sé nada más. Aún no hay nada oficial sobre alguna causa. El reclamo que venimos haciendo es por la libertad inmediata de Nahuel. Es inocente y no debería estar un día más privado de su libertad”, subrayó.
El mencionado diputado venezolano confirmó estas gestiones. “Yo hablo todos los días con la ministra Bullrich, y no solo por Nahuel, sino también por los otros 1.600 desaparecidos que estamos buscando. Puedo dar fe de que el Gobierno argentino está haciendo lo correcto”, indicó.
«Crimen de lesa humanidad»: el comunicado de la OEA sobre la detención del gendarme Nahuel Gallo
Entonces, ¿qué tiene que ocurrir para que Nahuel Gallo sea liberado? Fuentes de la oposición venezolano plantean distintos escenarios.
El primero y más directo -pero también el menos probable- es que finalmente se produzca la caída del régimen de Nicolás Maduro. Dirigentes de la oposición aseguran que eso “es inminente” y que “Maduro está acorralado” y “sin apoyo militar pleno”. Pero la realidad es que hoy no hay hechos concretos que demuestren esa hipótesis.
El segundo escenario que plantean es que el gendarme argentino se convierta en una ofrenda para Donald Trump, en el marco de un creciente tensión entre ambas naciones por dos razones puntuales: 1) el precio del combustible, ya que Trump quiere que sea más barato; y 2) los miles y miles de venezolanos que podrían ser deportados de EEUU en las próximas semanas.

Nahuel Gallo y su esposa, María Alexandra Gómez, junto a su pequeño hijo (FOTO: REDES/NA)
Y un tercer escenario sería que finalmente la presión internacional se intensifique y cumpla su cometido. “Entiendo que las acciones y las gestiones que se han hecho por parte del Gobierno argentino son las oportunas en este tipo de casos”, asevera la esposa de Gallo. Esa esperanza tiene asidero: como ejemplo, Elisa Trotta recuerda que a María Corina Machado la detuvieron el 10 de enero y la tuvieron que liberar dos horas después. “Fue una señal de debilidad ante la presión del mundo”, interpreta.
Sin embargo, aunque nadie lo quiera admitir abiertamente, también existe la posibilidad de que el régimen no ceda, que Nahuel Gallo resulte condenado por terrorismo por la Justicia venezolana y pase años en la cárcel. Un pobre consuelo: así se podría conocer su condición y garantizar algunos derechos mínimos hasta que se encuentren otras vías. A menos así, dejaría de ser un desaparecido.
Lo importante, coinciden todas las voces, es no olvidarlo, para poder seguir reclamando su aparición y su libertad.