El joven candidato Zohran Mamdani, de 34 años, hizo historia al ser elegido alcalde de Nueva York y convertirse en el primer líder musulmán —y el más joven en más de un siglo— en gobernar la ciudad.
La victoria estuvo impulsada por el ala progresista del Partido Demócrata y marcó un duro golpe para Donald Trump, quien había lanzado fuertes advertencias a los votantes neoyorquinos. El presidente había amenazado con limitar los fondos federales para la ciudad si triunfaba el demócrata, advirtiendo que una victoria de Mamdani pondría en riesgo el apoyo económico a Nueva York.
Mamdani derrotó al exgobernador Andrew Cuomo y al republicano Curtis Sliwa, en una elección con participación récord y más de dos millones de votos emitidos. Nacido en Uganda e hijo de madre india, se convierte también en el primer alcalde de ascendencia surasiática y africana. Asumirá el 1º de enero y ha prometido una agenda ambiciosa con enfoque social y económico para los sectores medios y populares.
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Durante la campaña, el joven alcalde electo centró su mensaje en el costo de vida, una preocupación creciente para los neoyorquinos. Entre sus propuestas económicas figuran guarderías gratuitas, transporte público sin costo, supermercados estatales y un nuevo Departamento de Seguridad Comunitaria con un rol central de equipos de salud mental, desplazando parcialmente el enfoque policial. “Vamos a llevar adelante la agenda más ambiciosa contra la crisis del costo de vida desde La Guardia”, dijo en su discurso de victoria.
La elección estuvo atravesada por fuertes tensiones políticas. Trump no sólo lo acusó de “comunista” y “antisemita”, sino que además advirtió: “Si gana, será muy improbable que mi gobierno contribuya con fondos federales más allá del mínimo indispensable”.
La amenaza generó rechazo entre votantes progresistas y reforzó el tono combativo de Mamdani, quien respondió que Nueva York será “el ejemplo para derrotar la oligarquía y el autoritarismo” y que la ciudad “nació para enfrentarse a Trump”.
Cuomo, por su parte, intentó regresar como independiente pero quedó lejos y fue nuevamente señalado por su pasado tras su renuncia en medio de denuncias de acoso sexual. Lo calificó como “un peligro para la ciudad” por sus posturas sobre Israel y Palestina. Los votantes, sin embargo, optaron por el cambio y respaldaron una visión de mayor intervención estatal y expansión de servicios públicos, en un mensaje claro sobre las prioridades económicas de la metrópoli.
Ya como alcalde electo, Mamdani pidió moderación en el clima político y anunció que mantendrá al jefe de la policía de Nueva York para garantizar continuidad institucional, aunque reafirmó que uno de sus objetivos será combatir el racismo policial y ampliar la asistencia social. Su triunfo consolida a la izquierda demócrata en el mayor centro financiero del país y abre una nueva etapa para Nueva York, una ciudad que, más allá de las amenazas de la Casa Blanca, eligió un programa audaz de reformas económicas y sociales.
