En un momento que podría marcar un punto de quiebre histórico, Benjamín Netanyahu acaba de prometer un “ataque sin precedentes” sobre Gaza. Mientras las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) concentran tropas en los alrededores de la Franja, el primer ministro se enfrenta a una encrucijada: reinvadir Gaza con la intención de erradicar a Hamas o aceptar un alto el fuego que podría costarle el poder.
Según un análisis de The Economist, cualquiera de las dos opciones puede redefinir la relación de Israel no solo con los palestinos, sino también con su principal socio internacional: Estados Unidos.
Por ahora, la ofensiva militar parece avanzar sin freno. Netanyahu anunció que las FDI “tomarán el control de toda Gaza”, más allá del 30% que ya dominan. Mientras tanto, figuras clave de su coalición —como Bezalel Smotrich, el ministro de Finanzas y líder de la ultraderecha— van más allá: “Estamos destruyendo lo que queda de la franja”, declaró. En paralelo, se intensifican los bombardeos aéreos: más de 100 ataques diarios, según fuentes militares.
Israel tomará el “control total” de Gaza: así lo anunció Benjamín Netanyahu
Este avance ha generado incomodidad en Washington. Aunque la administración Trump ha evitado críticas públicas, Steve Witkoff, enviado presidencial, presionó en privado a Netanyahu para que considere una tregua. La cancelación repentina del viaje del vicepresidente J.D. Vance a Israel fue leída como un claro mensaje: EE.UU. no quiere ser visto como cómplice de la expansión militar israelí. Vance fue tajante al ser consultado: “Visitaremos Israel… pero no hoy”.
Las tensiones diplomáticas se acumulan. Israel no solo quedó fuera de la reciente gira de Trump por Medio Oriente —que incluyó Arabia Saudita, Qatar y Emiratos Árabes—, sino que además fue sorprendido por el inicio de negociaciones entre Washington e Irán, y por el fin de los bombardeos estadounidenses sobre los hutíes en Yemen, enemigos activos de Israel. Para The Economist, el giro geopolítico es evidente: mientras Trump da vía libre en Gaza, retira su respaldo diplomático en otros frentes clave.
Pero en medio de la devastación, aún quedan hilos de negociación. Diplomáticos estadounidenses y qataríes mantienen conversaciones en Doha con representantes de Israel y Hamas. La posible muerte de Mohammed Sinwar, uno de los últimos comandantes de Hamas dentro de Gaza, podría abrir el paso a un liderazgo más pragmático. Israel, a su vez, ha autorizado el ingreso limitado de alimentos y suministros, aplazando su criticado plan de controlar directamente la distribución humanitaria.
Sin embargo, el horizonte es oscuro. Israel plantea un cese al fuego de dos meses, condicionado a la liberación de rehenes y al ingreso de ayuda. Hamas, por su parte, exige el fin total de la guerra, el retiro de tropas y el rechazo a entregar armas o exiliar a sus líderes. En palabras de Netanyahu, la única salida es la “victoria total”. Pero si eso implica la devastación de Gaza y el aislamiento internacional de Israel, la victoria podría tener sabor a derrota.