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COVID-19: China refuerza la seguridad tras las masivas protestas del fin de semana
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COVID-19: China refuerza la seguridad tras las masivas protestas del fin de semana

Tras tres años de duras políticas de aislamiento por parte del Gobierno de China, en el marco de su plan de “Covid cero”, durante el fin de semana se produjeron masivas manifestaciones, sin precedentes desde que el presidente Xi Jinping asumió, en 2012.

En Shangái, por ejemplo, los residentes se reunieron el sábado por la noche en la calle Wulumuqi -que lleva el nombre de Urumqi- y realizaron una vigilia con velas que se convirtió en una protesta en las primeras horas del domingo. La multitud levantó hojas de papel en blanco como símbolo de protesta contra la censura, y más tarde, gritaron “¡levanten el cierre de Urumqi, levanten el cierre de Xinjiang, levanten el cierre de toda China!” y “abajo el Partido Comunista Chino, abajo Xi Jinping”.

Pero la respuesta del Gobierno no se hizo esperar: el domingo se incrementó la presencia policial en Shangái, Pekín y las principales ciudades, y este lunes los efectivos patrullaban los lugares en los que se habían desarrollado las protestas.

Durante la administración de Xi, que acaba de comenzar un quinto mandato sin antecedentes, se reforzó la vigilancia social con un incremento del uso de la tecnología para disuadir cualquier tipo de disidencia. Protestar en China se ha vuelto peligroso. Pero el hartazgo de la población por las restricciones que consideran excesivas ha llevado a muchos a correr el riesgo y salir a las calles, en un mundo en el que la velocidad de Internet dificulta la censura.

«Nos oponemos a estas restricciones de los derechos de las personas en nombre de la prevención de virus y a las restricciones de la libertad individual y de los medios de vida de las personas», le dijo a Reuters Jason Sun, un universitario de Shanghái.

En respuesta a los periodistas sobre el enojo masivo por la política de “Covid cero”, el vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores, Zhao Lijian, respondió: «Lo que usted ha mencionado no refleja lo que realmente ha sucedido. Creemos que con el liderazgo del Partido Comunista de China y la cooperación y el apoyo del pueblo chino nuestra lucha contra el COVID-19 tendrá éxito«.

Las protestas, además de desafiar la censura del Gobierno chino, ataca directamente el corazón del plan oficial, ya que significan una ruptura del aislamiento y de la prohibición de reuniones multitudinarias con poco distanciamiento, más allá de que se realicen en espacios abiertos.

Hoy las cifras de contagios, tres años después del primer brote en Wuhan, son récord. Sin embargo, los efectos son extremadamente más leves, ya que la población está vacunada. Pese a ello, China tiene una baja inmunidad, dada la limitada protección de sus vacunas locales y una enorme población de riesgo (hay cientos de millones de ancianos).

Desde la postura de Pekín, el levantamiento de su política implica un riesgo evidente. Desde el inicio del Covid, los muertos en China se cuentan por miles, mientras que en EEUU superó el millón de víctimas fatales. Una apertura plena china podría hacer colapsar el sistema sanitario y, sobre todo, poner en riesgo el crecimiento económico en tiempos de recesión global.

De hecho, las protestas ya muestran su impacto: este lunes el petróleo y el dólar se muestran a la baja en todo el mundo, mientras el yuan y las acciones chinas se desploman.

Como parte de la acción del Gobierno, los diarios chinos no dieron cuenta de las protestas. En su lugar, se exhorta a la población a seguir los lineamientos oficiales con la promesa de intentar una apertura recién en abril de 2023, una vez que se alcancen los objetivos de vacunación..

Durante las protestas, la policía se vio superada, pero aún así intentó reprimir a los manifestantes, y se llevó detenidos a cientos de ellos en buses. Este lunes, la zona fue prácticamente aislada para el tránsito de peatones, y se cerraron los bares y las tiendas.

Para la calificadora Moody’s, las protestas esconden un riesgo para las finanzas chinas. “Estas manifestaciones se disiparan con relativa rapidez y sin dar lugar a una violencia política grave. Sin embargo, tienen el potencial de ser negativas para el crédito si se mantienen y producen una respuesta más contundente por parte de las autoridades«, explicó a Reuters el vicepresidente de Inversiones, Martin Petch.

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