El presidente de Colombia, Gustavo Petro, comienza su último año al frente del país en una gestión que estuvo marcada por los escándalos, los despidos y la corrupción.
LA RELACIÓN ROTA CON LA VICEPRESIDENTA
La fórmula que conquistó al pueblo colombiano y que cosechó más de 11 millones de votos fue: Gustavo Petro- Francisca Márquez, pero una vez en el poder, esa unión se fue debilitando cada vez más.
En el primer Consejo de Ministros, que tuvo lugar en febrero de este año y que se trasmitió en vivo, la vicepresidenta le manifestó al mandatario. «Le digo a usted de frente las cosas que no me parecen en este gobierno y las cosas que comparto en este gobierno».
«Y no me parece en este Gobierno las actitudes de Laura Sarabia (canciller de Colombia) con nosotros, conmigo, que me ha tocado decirle, respéteme soy la vicepresidenta», señaló.
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Y agregó: «Respeto a (Armando) Benedetti (jefe de subgabinete) y respeto su decisión porque usted es el jefe de Estado, pero no me parece traer a estas personas al Gobierno que sabemos que tienen en gran parte responsabilidad con lo que aquí está pasando».
Meses después, el 20 de julio pasado, la fragmentación del vínculo volvió a quedar en evidencia cuando ambos llegaron por separado a la puesta en marcha del Congreso.
A eso hay que sumarle que la vicepresidenta, que también estaba al frente del Ministerio de Igualdad, fue corrida de ese cargo que hoy ocupa Carlos Rosero.
La salida de Márquez de esa cartera, que ella misma creó, se dio en medio de un escándalo: antes de ser desplazada de ese puesto, la vicepresidenta denunció corrupción en el gobierno de Petro, y en un comunicado, aseguró que su vida estaba en peligro.
Sobre su salida del área de Igualdad, dejó en claro: «Mi compromiso con Colombia no termina por estar dentro o fuera de un Ministerio».
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Hace 15 días, Márquez habló y marcó: «Pasé de ser la heroína a la traidora». Sostuvo que su cuerpo «de mujer negra» fue «instrumentalizado y desechado».
«Se nos quiere en la foto, pero no en la toma de decisiones», indicó. El mandatario no le respondió.
PETRO ECHÓ A LA MITAD SU GABINETE
A fines de abril, el líder colombiano echó a la mitad de su gabinete y argumentó que se debía a un reajuste de la coalición de gobierno.
Esta decisión tuvo lugar luego de que la reforma de salud, que impulsaba el Ejecutivo, se viera trabada en el Congreso.
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Es así como ciertos funcionarios solo estuvieron algunos meses en sus funciones.
«La coalición política pactada como mayoría ha terminado», comunicó Petro después del fracaso del debate en el Congreso.
Algunos de sus supuestos aliados como el Partido Liberal, el Partido de la U y el Partido Conservador no le dieron el quorúm necesario para que se sancionara la iniciativa original.
EL EXCANCILLER ACUSÓ A PETRO DE TENER UNA ADICCIÓN
El excanciller, Álvaro Leyva, publicó en abril de este año, una carta en la red social X en la cual afirmaba que el jefe de Estado es adicto a sustancias psicoactivas.
Sostuvo que en una entrevista oficial a París, Francia en el 2023, hubo dos días en los que el no supo nada del presidente y sentenció: «Fue en París donde pude confirmar que usted tenía el problema de la drogadicción».
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Petro le respondió, apelando a la ironía y quitándole importancia a la acusación. «Somos adictos al amor propio», expresó.
DENUNCIAS POR CORRUPCIÓN
El hijo mayor del jefe del Ejecutivo, Nicolás Petro, fue denunciado por lavado de activos y enriquecimiento ilícito, al ser acusado de recibir dinero de exnarco durante la campaña presidencial.
También está el caso de Olmedo López, que fue el director de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo (UNGRD) y acusado de malversar fondos destinados a los sectores más humildes.
En X, el mandatario definió al exfuncionario como «un vampiro de la codicia» y expresó su deseo de que reciba la mayor condena, debido a que un dirigente de izquierda «jamás debe robar a los pobres y a las víctimas».
