El atentado al precandidato a la presidencia de Colombia y actual senador, Miguel Ángel Uribe, lleva a reflexionar sobre la historia de violencia política del país latinoamericano.
El primer magnicido en territorio colombiano tuvo lugar el 9 de abril de 1948 con el crimen del líder liberal, Jorge Eliécer Gaitán, hecho que dio surgimiento a «El Bogotazo».
En ese momento, Gaitán estaba al frente de una campaña para llegar a la presidencia y ese día al salir de su oficina en Bogotá, recibió tres disparos que acabaron con su vida.
A raíz de este asesinato, que sembró la semilla para un nuevo tipo de violencia política en Colombia, se generó una serie de disturbios en la capital colombiana que pasaron a ser conocidos como «El Bogotazo».
Los números indican que al menos 147 viviendas fueron destruídas o sufrieron daños severos luego del 9 de abril de 1948.
Como consecuencia del asesinato de Gaitán, se desencaderon ataques gigántescos en todo el país de los grupos conservadores contra los liberales, quienes pasaron a organizar determinadas guerrillas.
Aquí se inició otro periodo, en simultáneo con «El Bogotazo», que terminó a mitad de la década del 50 denominado «La Violencia».
Más tarde entre 1987 y 1990 cuatro candidatos a presidente fueron asesinados en manos de sicarios, presuntamente contratados por quienes manejaban la cocaína, en una clara declaración de guerra al Estado.
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Uno de ellos era Jaime Pardo Leal, quien perdió la vida en medio del exterminio de los integrantes de la Unión Patriótica, el partido político que nació en 1985 a raíz de ciertos acuerdos de paz entre la guerrilla de las FARC y el Gobierno conservador de Belisario Betancur, integrado por miembros del grupo insurgente y del Partido Comunista de Colombia.
Leal murió en una vereda de La Mesa, en Cundinamarca, cuando unos sicarios lo balearon desde un auto.
Segundo, se encuentra Luis Carlos Galán Sarmiento, quien falleció a los 45 años cuando se posicionaba como el candidato favorito para la presidencia.
Las banderas de su campaña eran la lucha contra la corrupción y el narcotráfico. Lo mataron unos sicarios relacionados con el Cartel de Medellín, que contaba con apoyo de las fuerzas de seguridad del Estado.
La Corte Suprema de Justicia colombiana determinó que se trató de un magnicidio y acorde con el Centro de Memoria Histórica, el homicidio fue elaborado por el narcotráfico, agentes del Estado y paramilitares.
Luego está Bernardo Jaramillo Ossa, quien tras la muerte de Jaime Pardo Leal, pasó a conducir Unión Patriótica y asumió la candidatura presidencial.
Pero en 1990 a dos meses de las elecciones, lo asesinaron en el Puente Aéreo de Bogotá. El asesino fue el mismo que en caso de Miguel Uribe, un sicario menor de edad.
En 2023, la Corte Penal Internacional señaló como responsable del exterminio de la Unión Patriótica al Estado colombiano. Como consecuencia de este exterminio, 6.000 personas murieron entre homicidios, desapariciones forzadas y otras violaciones a los derechos humanos.
El cuarto es Carlos Pizzaron Leongómez, quien falleció un mes después de Jaramillo Ossa, quien se postulaba a la presidencia por la guerrilla urbana M-19.
Fue comandante del M-19 y estuvo al frente del partido que surgió luego del acuerdo de paz de 1988 con el presidente liberal Virgilio Barco.
A Carlos Pizarro lo asesinaron en abril en un avión comercial cuando se dirigía a Barranquilla para un evento de campaña.