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Castillo cumplió un año como presidente de Perú entre denuncias y posible destitución
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Castillo cumplió un año como presidente de Perú entre denuncias y posible destitución

El 28 de julio de 2021, Pedro Castillo, docente en una escuela rural y sin experiencia política previa, asumía como presidente electo de Perú. Desde su asunción, el Gobierno vivió una crisis permanente debido a una oposición que desaprueba su gestión, con un récord de cinco investigaciones fiscales por presunta corrupción, decenas de renuncias de ministros, y hasta tuvo que enfrentar dos intentos de destitución en el Congreso.

Por su parte, Castillo niega todas las denuncias en su contra. “No tengo nada que ver con actos irregulares o de corrupción. Soy un hombre honesto y siempre defenderé mi inocencia y honor”, escribió en Twitter el 17 de junio.

La crisis política que transita el país pareciera no tener techa. En medio de una incesante ofensiva de los opositores, de denuncias e investigaciones fiscales por supuesta corrupción y de dudas sobre lo que será su futuro en el corto y el mediano plazo, Castillo podría enfrentar un tercer intento de destitución. Este martes, la legisladora opositora Lady Camones, de la Alianza para el Progreso, fue elegida como presidenta del Congreso por un año, y se completó la mesa directiva con otros integrantes de las bancadas de centroderecha y derecha. De esta manera, crece la posibilidad de avanzar en otro intento de destitución.

Hoy el mandatario que cumple su primer año como presidente peruano ofrecerá su discurso anual en donde hará el balance en el Ejecutivo mientras su popularidad está diezmada por la inestabilidad de su gestión. También se espera que durante su disertación en el Congreso también hable sobre su exsecretario general de la Presidencia Bruno Pacheco, supuesto orquestador de la red de corrupción y quien se entregó en las últimas horas tras varios meses en la clandestinidad.

Con una popularidad que según los sondeos apenas bordea el 20% y con un 74% que rechaza su gestión, Castillo contribuyó a su desgaste con “errores no forzados” y la falta de transparencia, poniendo en jaque la posibilidad de finalizar su mandato en 2026. De momento, Castillo ha capeado el temporal ayudado por la corrupción y fragmentación del Congreso de 130 miembros, que carece de los 87 votos necesarios para separarlo del cargo.

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