Por Daniel Bush (*)
El presidente Donald Trump reiteró su candidatura al Premio Nobel de la Paz en un discurso combativo y ambiguo el martes ante la Asamblea General de las Naciones Unidas. En él, se presentó como el principal pacificador del mundo, pero también atacó a la ONU y argumentó que Europa Occidental estaba siendo «arruinada» por la inmigración.
En su primera comparecencia ante otros líderes mundiales en la ONU desde su regreso al cargo, Trump afirmó haber «puesto fin a siete guerras interminables» en lo que va de su segundo mandato.
«Todos dicen que debería recibir el Premio Nobel de la Paz por cada uno de estos logros», añadió el presidente.
Citó los conflictos entre Camboya y Tailandia, Kosovo y Serbia, e Israel e Irán, entre otros, afirmando que sus acciones han salvado «millones de vidas». Mencionó la guerra en curso de Rusia en Ucrania —que prometió poner fin en su primer día de mandato— solo de pasada, y criticó la decisión de algunos aliados de Estados Unidos de reconocer el Estado palestino, afirmando que sería una recompensa para Hamás por las atrocidades del grupo militante en Israel.
Trump no ha ocultado su deseo de ganar el codiciado premio Nobel de la Paz durante su segundo mandato, y a menudo ha reflexionado sobre su creencia de merecer el galardón que el expresidente Barack Obama recibió en 2009. El Premio Nobel de la Paz 2025 se anunciará el 10 de octubre en Oslo, Noruega.
Sin embargo, es muy inusual que un jefe de Estado se proclame públicamente para ganar el premio en el debate general anual de la ONU en Nueva York, un foro diseñado para reunir a líderes y debatir temas internacionales como el cambio climático y la proliferación nuclear.
Trump también abordó estos temas en un discurso laberíntico ante la ONU que se asemejaba más a su discurso de campaña, repleto de ataques y listas de logros.
El presidente afirmó que, en ocho meses de mandato, había restaurado la paz y la prosperidad que caracterizaron su primer mandato, revirtiendo cuatro años de «debilidad, anarquía y radicalismo bajo la administración anterior». Trump promocionó su agenda económica, comercial e migratoria, así como sus cifras en las encuestas y su avance en la bolsa.
Tras promover la labor de su administración, Trump lanzó una crítica mordaz a las Naciones Unidas y a otros países, mientras aliados y adversarios permanecían en silencio durante un discurso que se prolongó mucho más allá de los 15 minutos asignados a cada líder mundial.
Trump afirmó que la ONU no hizo nada para ayudarlo a abordar los conflictos internacionales; una labor que, según él, debería ser recompensada con el Premio Nobel de la Paz. También criticó duramente la renovación de la sede de la ONU en Manhattan y la falta de un teleprompter funcional para la primera parte de su discurso.
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Trump repitió comentarios anteriores, refiriéndose al calentamiento global como el «engaño del calentamiento global» y calificando el cambio climático de «estafa».
La mayor parte de su discurso ante la ONU se dedicó a atacar la inmigración y las energías limpias. Trump calificó estos problemas como un «monstruo de doble cola» que estaba arruinando a Europa Occidental. Argumentó que solo podrían resolverse si los países seguían el ejemplo de Estados Unidos cerrando sus fronteras y rechazando las fuentes de energía renovables. «La inmigración y las ideas energéticas suicidas serán la muerte de Europa Occidental», declaró Trump. «Sus países se irán al infierno».
Su discurso reflejó la disposición de Trump a enfadar a sus aliados y a cambiar las normas de la ONU y otras instituciones internacionales, incluso mientras busca reconocimiento con premios internacionales como el Nobel. «Es una lástima que yo haya tenido que hacer estas cosas en lugar de que las hicieran las Naciones Unidas», dijo Trump sobre sus esfuerzos por poner fin a los conflictos desde que asumió el cargo. Añadió que la ONU no hizo más que escribir cartas «con un tono muy enérgico».
(*) Corresponsal de Newsweek en la Casa Blanca
Publicado en cooperación con Newsweek Internacional
