En medio de una creciente volatilidad en el mercado cambiario, el Ministerio de Economía habría realizado un llamado «amistoso» a las principales entidades bancarias para que reduzcan el volumen de compras de dólares. La medida, aunque no oficial ni pública, buscó contener la presión sobre el tipo de cambio y evitar movimientos bruscos que podrían generar inestabilidad.
Tras este llamado, varios bancos se habrían corrido casi en simultáneo, bajando significativamente su volumen de operaciones y colaborando a una reducción temporal de la tensión en el mercado.
El pedido del Gobierno se produjo luego de una jornada con presión sobre el dólar. El último martes, la cotización registró su mayor demanda en semanas y alcanzó el nivel más alto desde abril, un mes clave marcado por la salida del cepo y el inicio de la tercera etapa del programa económico.
El dólar al público subió $20 (1,6%) y cerró a $1.235 en el Banco Nación, también en máximos desde la liberalización del tipo de cambio. La suba respondió a la combinación de una menor oferta de divisas (por el final de la rebaja temporal de retenciones que afectó la liquidación del agro) y una mayor demanda vinculada al cobro del aguinaldo y los sueldos de principios de mes.
En paralelo, el dólar mayorista superó por primera vez la línea media de la banda de flotación, que se ubica en $1.206. El esquema cambiario establece un rango entre los $969 y los $1.442, que actúan como piso y techo para la libre flotación.
A la tensión cambiaria se suma el ruido político. La media sanción del proyecto que mejora las jubilaciones y restituye la moratoria, junto con pedidos relacionados a la emergencia en discapacidad y a las universidades, encendió las alarmas en el Gobierno. Aunque el costo fiscal no es lineal, se estima que podría representar entre el 1,2% y el 1,5% del PBI, lo que pondría en jaque el objetivo de superávit primario del 1,6%.
¿Adiós al peso? El nuevo proyecto para cambiar la moneda, quitarle tres ceros y llamarla «Argentum»
El oficialismo ya anticipó que vetará la ley en caso de que avance en el Senado, pero para sostener el veto necesita que la oposición no alcance los dos tercios de los votos en ambas cámaras. Caso contrario, la ley debe promulgarse. El Ejecutivo enfrenta así una doble presión: evitar un mayor gasto público y, al mismo tiempo, sostener el respaldo político de los gobernadores, que condicionan su apoyo a la llegada de fondos.
En ese marco, las transferencias del Tesoro Nacional a las provincias vuelven a ser una pieza central en la negociación política. Los mandatarios provinciales exigen la eliminación de los fondos fiduciarios que se financian con el Impuesto a los Combustibles para distribuir ese dinero mediante coparticipación.
La señal es clara: el respaldo en el Congreso tendrá un costo fiscal.
Esta semana, el Ministerio de Economía recibió a representantes de las provincias para discutir un nuevo esquema de reparto de fondos. Sin embargo, no se logró un acuerdo y las conversaciones continuarán en los próximos días.
En este escenario, los mercados también dieron su veredicto. JP Morgan recomendó reducir la exposición a bonos en pesos, al advertir que “con la estacionalidad positiva por terminar y las elecciones en el horizonte”, es momento de tomar ganancias y esperar. Aunque destacó avances en la baja de la inflación —con el índice de mayo por debajo del 2%— y el esfuerzo fiscal acumulado (0,8% del PBI), la entidad señaló que persisten riesgos de corto plazo.
El dato de déficit de cuenta corriente —casi USD 5.200 millones en el primer tramo de 2025— abrió otro frente de tensión. El rojo responde al salto en gastos en el exterior, en especial por turismo y consumo, impulsados por el proceso de apreciación del peso.
Sobre el cuestionamiento del tipo de cambio oficial el gobierno sigue siendo inflexible y repite que el valor lo marca el mercado porque el tipo de cambio «flota», y según ellos, sin intervención.
Caputo, por su parte, volvió a apuntar contra quienes cuestionan la política cambiaria: “El dólar flota, por lo tanto, al que le parezca que está barato… Agarrá los pesos y comprá. ¡No te lo pierdas campeón!”, dijo en el cierre del IAE Summit 2025
“Tenemos un déficit de cuenta corriente absolutamente necesario y lógico para un país que está subcapitalizado”, dijo el ministro sobre otro de los temas de agenda.
“La inversión crece al 30% real, así que más vale que eso se iba a dar. Es un efecto totalmente esperable y con financiamiento propio. Ustedes tenían dólares en el colchón, importan un tractor, y en cuentas nacionales lo vemos como un déficit de cuenta corriente, ¿pero el país está mejor o peor?”, concluyó.
Mientras el Gobierno insiste en que la flotación es real y el déficit es «lógico», el mercado marca distancia y los gobernadores activan presión. La estabilidad se sostiene con gestos —y llamados— en voz baja.