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Trump «respalda» a Milei, pero el mercado mantiene las dudas para después de octubre
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Trump «respalda» a Milei, pero el mercado mantiene las dudas para después de octubre

Apoyo inédito de Estados Unidos, mensajes de Donald Trump y Scott Bessent, un swap y hasta compras de pesos por parte del Tesoro norteamericano. El paquete de señales a favor de Javier Milei entusiasmó al mercado y generó la sensación de un “antes y después”. Pero el efecto duró poco: gestos posteriores volvieron a instalar la duda sobre si el respaldo será realmente incondicional después de octubre.

Cuando comenzó a barajarse la posibilidad de un salvataje de Estados Unidos a Milei, lo que más resonó fue que ese apoyo llegará después de las elecciones, pensando en cómo el contexto posterior al 26 de octubre podría condicionar los planes del presidente argentino en el segundo tramo de su mandato. La duda inicial del mercado contrastaba con la certeza que desde el oficialismo intentaban instalar, que el respaldo de Trump sería firme y sin condiciones incluso antes del resultado de las elecciones de medio término.

Desde ese momento, el Gobierno dejó  trascender que el apoyo de Trump a Milei era “sin condiciones” y a partir de alli, vinieron los mensajes, los tweets, las señales diplomáticas, los encuentros cara a cara y los anuncios oficiales, todos apuntando a lo mismo: despejar dudas y dejar en claro la magnitud del apoyo, incluso frente a quienes todavía cuestionaban su alcance.

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Tras reuniones técnicas, diplomáticas y con funcionarios de alto perfil, Estados Unidos confirmó hace menos de una semana un swap con Argentina por 20.000 millones de dólares y la compra de pesos por parte del Tesoro norteamericano para aumentar la oferta de dólares en un contexto de “iliquidez” con el objetivo de mantener el tipo de cambio tranquilo en la previa electoral.

La comunicación oficial desde Washington fue clara: “Las bandas funcionan, Milei intenta terminar con décadas de decadencia y hará grande a la Argentina de nuevo”.

Ese y otros tantos mensajes buscaban mostrar que el respaldo era sólido y duradero. Para muchos operadores del mercado, la intervención del Tesoro norteamericano en la plaza local —una operación con pocos antecedentes— sumada a los gestos de apoyo explícito hacia Milei, fueron una muestra sustancial, una suerte de “antes y después” en la relación entre ambos países.

Con ese telón de fondo, el encuentro entre Milei y Trump generaba expectativas de mayores precisiones –incluso hasta más anuncios– pero no solo que los detalles no llegaron sino que otra vez el “condicionamiento” volvió a provocar turbulencias.

Trump dejó en la reunión frases que encendieron alarmas: “Si el presidente no gana, conozco a la persona contra la que competiría, creo, probablemente, esa persona es extremadamente de izquierda y tiene una filosofía que fue la que llevó a Argentina a este problema en primer lugar, así que no seríamos generosos con Argentina si eso sucede. Si él pierde, no vamos a ser generosos con Argentina”, lanzó y fue todavía más claro cuando agregó: “Vamos a trabajar mucho con el presidente, creemos que va a ganar, debería ganar, y si gana, vamos a ser de mucha ayuda, y si no gana, no vamos a perder nuestro tiempo”.

A esas declaraciones se sumó la palabra del secretario del Tesoro quien afirmo que con las elecciones de mitad de termino que se aproximan; confiaban en que el partido del presidente y la coalición tendrán buenos resultados en las elecciones: «Esta ayuda se basa en políticas sólidas. Volver a las políticas fracasadas haría que Estados Unidos reconsiderara su postura”, dijo Bessent.

La nube negra volvió a instalarse sobre el mercado local. Los bonos argentinos y las acciones cayeron con fuerza porque, detrás de los gestos, la lectura fue que el apoyo tenía condicionamientos. Ni los intentos del oficialismo por moderar las expectativas, ni el aparato digital libertario logró revertir ese encuadre.

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En medio de esa tensión, nadie sabe exactamente qué ocurrió después, pero el propio Trump salió a aclarar en un mensaje en su red social que Milei contaba con su respaldo total: “Gran reunión hoy con Javier Milei. ¡Está haciendo lo correcto por su país! Espero que el pueblo de la Argentina comprenda el buen trabajo que está realizando y apoye su gestión en las próximas elecciones de medio término, para que podamos seguir ayudándolo a alcanzar el increíble potencial de la Argentina. Javier Milei cuenta con mi respaldo total y absoluto — no los defraudará. ¡HAGAMOS A LA ARGENTINA GRANDE OTRA VEZ!”.

Más allá de que el gesto ancló (levemente) expectativas —una vez más—, en el mercado la duda persiste y plantea si el Tesoro sostendrá el apoyo ante un mal resultado del oficialismo para las elecciones legislativas; y es que incluso en un escenario optimista –la mayoría– cree que las correcciones no tardarán en llegar.

Esto se vio reflejado en un reciente informe de Morgan Stanley, donde se plantearon tres posibles escenarios post comicios. En uno optimista, con el oficialismo obteniendo entre 35% y 40% de los votos, se prevé una transición hacia la flotación cambiaria coordinada con el apoyo estadounidense; allí el dólar podría estabilizarse cerca de $1.700 en diciembre, la presión sobre las reservas disminuiría y el crecimiento del PBI alcanzaría alrededor del 2,5% en 2026.

En un escenario intermedio, con entre 30% y 35% de los votos para el oficialismo y una victoria opositora por escaso margen, el dólar se ubicaría entre $1.800 y $2.000 a fin de año; la confianza de los inversores sería menor y las reformas tendrían menos viabilidad, lo que generaría mayor prudencia en los grupos económicos.

En el peor escenario para el oficialismo, es decir, si queda diez puntos o más por debajo de la oposición, podría haber una depreciación del peso que lo ubique en torno a los $2.000 por dólar en diciembre, además de un ajuste desordenado de la economía. “El impulso reformista se estancaría y la actividad se vería afectada”, advierten.

Con ese abanico de posibilidades, los inversores reclaman definiciones: cómo se implementará el swap, si habrá libre disponibilidad de divisas, si el dinero llegará antes o después de las elecciones y si el Gobierno logrará construir consenso político. Preguntas que marcan el pulso de las jornadas hábiles hasta el 27 y que, más allá de la coyuntura, vuelven siempre al mismo interrogante: qué pasa el día después.

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