De acuerdo a un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), las exportaciones de trigo argentinas caerían en la campaña 2022/2023 a los niveles más bajos en los últimos ocho años, como consecuencia de la fuerte sequía que afecta al país.
Los embarques apenas llegarían a los 6,5 millones de toneladas (la temporada pasada habían sido más de 22 millones), con cosechas estimadas en 11,8 millones, muy por debajo de los 19 millones que se habían calculado al momento de la siembra.
Según la Bolsa rosarina, “en esta campaña, es probable que Argentina se quede sin saldo exportable del cereal con relativa premura; si los primeros meses de la campaña siguen el ritmo que tuvieron en la última campaña, Argentina se quedaría sin trigo para exportar en febrero”.
El ministro de Economía, Sergio Massa, había advertido hace algunas semanas que una de sus mayores preocupaciones pasaba por la sequía, y había bromeado con que estaba mirando todos los días los mapas de humedad en la superficie arable. Y es que de las agroexportaciones depende buena parte de los dólares que el país requiere para cumplir sus compromisos de deuda.
Por esta sequía, el Gobierno autorizó en noviembre a las empresas a reprogramar por hasta 360 días ventas del grano para embarcar entre diciembre y febrero, ante la posibilidad de que que se produzca un desabastecimiento en el mercado local y que, al mismo tiempo, no hubiera más stock para exportar.
Mientras tanto, las agroexportadoras llevan realizando declaraciones anticipadas por casi 9 millones de toneladas, casi 3 millones menos que lo que se calcula exportar en vistas del nuevo escenario climático.
Argentina viene de batir un récord en la cosecha 2021/2022, con un total de 22,1 millones de toneladas de trigo, de las cuales exportó 14,5 millones, principalmente a Brasil e Indonesia. Esos recursos fueron clave para que el Gobierno pudiera cumplir las metas del acuerdo con el FMI y accediera a nuevos desembolsos.
