El Gobierno lanzó el llamado “Plan de Reparación Histórica de los Ahorros de los Argentinos” con la promesa de remonetizar la economía y facilitar el regreso de los dólares o pesos guardados “debajo del colchón”. La medida incluye la eliminación de varios regímenes informativos, nuevos umbrales para reportes financieros y un régimen simplificado del impuesto a las ganancias. Sin embargo, el anuncio dejó algunos puntos poco claros y encendió alertas entre especialistas.
Qué cambia con el nuevo esquema
Entre las principales modificaciones, se derogaron obligaciones que antes exigían a bancos, escribanos y comercios reportar consumos con tarjeta, pagos de expensas, compraventa de vehículos usados, operaciones inmobiliarias y hasta consumos de servicios públicos. Con esta derogación, tampoco será obligatorio informar transferencias bancarias, saldos de cuentas o tenencias en sociedades de bolsa por debajo de los nuevos umbrales, que se elevan considerablemente: por ejemplo, los reportes por transferencias bancarias se activarán solo desde los $50 millones en personas físicas y $30 millones en jurídicas.
Además, se prohíbe a las entidades financieras exigir la presentación de declaraciones juradas de Ganancias o Bienes Personales como condición para operar, lo que según el Gobierno busca fomentar la inclusión financiera y facilitar el acceso a cuentas bancarias.
El plan también incluye un Régimen Simplificado de Ganancias, disponible desde junio de 2025, enfocado en facturación y gastos deducibles que elimina la obligación de declarar consumos personales y patrimonio. ARCA cruzará datos y ofrecerá una liquidación automática que el contribuyente podrá aceptar o modificar. El objetivo, aseguran, es reducir la carga fiscal sobre personas físicas y simplificar el cumplimiento tributario.
La mirada técnica: ¿desburocratización o debilitamiento del control?
Para el contador público y consultor Leonardo Piazza, el plan se articula en tres ejes. “Dos medidas están ligadas a ARCA y una al Banco Central”, explica. “Lo primero es la eliminación de muchos reportes informativos, lo que libera a comercios, profesionales y entidades de una burocracia excesiva. Los topes se elevaron de forma considerable, lo que da más margen a personas físicas que jurídicas”, señala.
La segunda medida destacada por el analista económico y financiero es el nuevo régimen simplificado del impuesto a las ganancias. “Lo más importante es que ya no se computarán las variaciones patrimoniales. Antes, si uno compraba una propiedad o hacía un plazo fijo, debía justificarlo. Ahora, eso se elimina. Es un cambio estructural”, asegura.
“Antes se decía, para ganancia, dame la facturación, dame los gastos deducibles y decime cómo tu patrimonio personal varió de un año a otro. Se eliminan las variaciones patrimoniales personales de los que tributan impuestos a la ganancia”.
Desde el Banco Central, se apunta a agilizar los procesos de bancarización y reducir los requisitos para abrir cuentas. Según Piazza, el foco estará en perfiles más simples y una entrada más accesible al sistema, sin descuidar los controles sobre actividades ilícitas como narcotráfico o lavado de dinero.
La medida tiene una lógica interesante porque apunta a formalizar sin asfixiar a quienes resguardaban sus ahorros sin declararlos pero más allá de esto hay dudas sobre cómo se implementará y qué pasará con la ley que respalde este esquema.
Lo que no queda claro: críticas y riesgos
Aunque el anuncio fue presentado como un alivio fiscal para los contribuyentes y una apuesta a la desregulación, varios especialistas advirtieron sobre los posibles efectos adversos.
Uno de los principales cuestionamientos es que la mayoría de las medidas requieren una ley del Congreso para tener verdadero respaldo legal. La “liberación” del impuesto a las ganancias sobre consumos realizados con dinero no declarado no puede concretarse por decreto: si no se aprueba la norma, los contribuyentes podrían seguir enfrentando reclamos fiscales.
Además, el nuevo régimen no incluye a todos. Por ejemplo, los monotributistas quedarían fuera, generando desigualdad entre quienes tributan en distintas categorías (a menos que ingresen al régimen simplificado). También hay advertencias sobre el riesgo de fomentar operaciones en negro, especialmente en el mercado inmobiliario, ante la eliminación de reportes.
Desde otro ángulo, algunos economistas señalan que la medida podría desincentivar el cumplimiento fiscal voluntario. “Quienes cumplen con sus obligaciones desde el inicio se ven en desventaja frente a los que esperan una nueva oportunidad de blanqueo”, alertaron.
Por último, se cuestiona el impacto real del plan sobre la economía. La remonetización dependería de que un sector –principalmente autónomos que tributan Ganancias– saque sus ahorros a la luz. En un contexto de desconfianza, eso parece poco probable sin un blindaje legal contundente.
En este marco, el apoyo de las provincias será clave para que el Congreso defina si acompaña o no la iniciativa oficialista de convertir en ley el blindaje del ahorro no declarado de los argentinos. Aunque la estrategia del Gobierno es clara, el camino a su efectivización aún está lleno de interrogantes.