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Mucho más que amigos: la relación bilateral entre Argentina y EEUU, en números
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Mucho más que amigos: la relación bilateral entre Argentina y EEUU, en números

Más allá de los vaivenes de la política, existe una larga historia de intercambio comercial entre ambas naciones. Los números que permiten entender quién gana y quién pierde en este vínculo; qué vendemos y qué compramos; y qué nuevos negocios podrían abrirse a la luz de las urgencias económicas argentinas.

Por José Calero

“Braden o Perón”. “Relaciones carnales”. “¡ALCA, al-carajo!”. “Alineamiento irrestricto”. La relación entre la Argentina y los EEUU ha sido tan pendular como la propia política interna argentina. Pero, de fondo, hay un lazo firme, sostenido, resistente a toda tensión: el del intercambio comercial, el de los negocios.

En los últimos 15 años, el país ha tenido gobiernos de todos los colores políticos, y EEUU también, incluyendo ahora un segundo mandato de Donald Trump. Pero los números muestran que, en definitiva, poco han modificado estos vaivenes políticos. Argentina mantiene un sostenido déficit comercial que solo en el último año, 2024, pudo ser revertido temporalmente por circunstancias muy diversas.

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De ese único año de ventaja para la Argentina se toma Trump para incluir a su socio sudamericano en la lista de mercados a los que debe imponer un arancel sobre determinados productos, como el aluminio, una de nuestras principales exportaciones a EEUU. Y esto, a pesar de que la sintonía entre los presidentes de las dos naciones (Trump y Milei) es la más estrecha de la historia bilateral hasta la fecha, como quedó claro tras los anuncios de septiembre sobre el apoyo sin precedentes a la campaña legislativa libertaria.

Por eso, más allá de las fotos, de los tuits, de los fuegos artificiales mediáticos a favor o en contra, analizar en profundidad cómo está construida la relación económica entre Argentina y EEUU es clave para entender también el futuro de este vínculo.

UNA HISTORIA DE ASIMETRÍAS

El comercio entre la Argentina y Estados Unidos se caracteriza por un historial de déficit para Argentina, aunque en 2024 se revirtió esta tendencia, resultando en un superávit. Si se toma la serie histórica de 2003 a 2024, se puede afirmar que Estados Unidos mantuvo un saldo comercial sumamente favorable respecto a la Argentina, alcanzando un récord en 2023.

El oro, el petróleo y el aluminio son las principales exportaciones argentinas a Estados Unidos. En tanto, la Argentina importa petróleo refinado, gas natural licuado (aunque ahora el país se autoabastecerá y exportará GNL principalmente a Europa) y vehículos de motor, lo que ha representado una parte importante de su gasto. Además, hay empresas estadounidenses con inversores importantes en la Argentina, principalmente en los sectores industrial, agrícola (por ejemplo, las grandes cerealeras beneficiadas por la suspensión de retenciones express) y financiero.

Un obstáculo importante para las exportaciones argentinas son las barreras no arancelarias, que incluyen regulaciones y recursos que pueden dificultar el acceso de productos argentinos a los EEUU.

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Pero analistas confían en que el cambio en las políticas comerciales y la influencia de los presidentes de ambos países (Milei en Argentina y Trump en Estados Unidos) podrían modificar la dinámica de una relación bilateral asimétrica. Un gran paso en ese sentido podría ser que Trump le conceda por fin al mandatario sudamericano un encuentro bilateral oficial en la Casa Blanca. Al cierre de esta edición se informó que la reunión sería el 14 de octubre.

EN NÚMEROS

En los primeros ocho meses del año, las exportaciones argentinas totales alcanzaron los US$ 55.367 millones, mientras que las importaciones fueron de US$ 50.296 millones, según el Indec.

Pero, ¿qué significan esos números? Estados Unidos, la economía más rica del mundo, fue el cuarto país de destino de las ventas del país al exterior, después de Brasil, China y la Unión Europea en su conjunto. Argentina le vendió, sobre todo, combustible y energía. En efecto, solo en agosto último, el 8,3% de las ventas argentinas al mundo tuvieron como destino los Estados Unidos. Y, además, este año las ventas desde la Argentina subieron un 20,1%.

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Hilando fino, en lo que va de 2025 el intercambio comercial con el bloque de EEUU, México y Canadá registra un pequeño superávit de casi US$ 6 millones, ya que las exportaciones sumaron US$ 6.088 millones (+12,1%, respecto de igual período de 2024) y las importaciones fueron de US$ 6.083 millones (+9,1%). En una perspectiva más amplia, el comercio con este bloque equivalió al 11% de las ventas totales de bienes al exterior y el 12,1% de las compras argentinas. Obviamente, Estados Unidos fue clave: tuvo el 81,6% y el 77,6% de las exportaciones e importaciones argentinas de bienes con este bloque.

En resumen, Argentina le vendió a Estados Unidos por unos US$ 5.000 millones en lo que va del año y le compró por unos USD 4.750 millones. ¿Se revertirá esto a partir de los aranceles de Trump? ¿Se potenciará con el paquete de ayuda financiera prometido a Milei?

Como se señalaba, los principales productos de exportación de la Argentina a Estados Unidos fueron aceites crudos de petróleo y oro para uso no monetario, los cuales representaron el 49,4% de las ventas totales hacia ese destino, según el INDEC. Un mayor desarrollo de Vaca Muerta y las nuevas inversiones en minería conseguidas a partir del RIGI, prometen ampliar ese volumen.

En tanto, los principales productos comprados por la Argentina fueron gas natural licuado (GNL); abonos minerales o químicos con nitrógeno y fósforo; y gasoil. Volviendo a Vaca Muerta, el Plan 4×4 de YPF, que incluye la instalación de barcos productores de GNL en la provincia de Río Negro y la construcción de los nuevos gasoductos también permiten prever que Argentina se vuelva menos dependiente de ese GNL estadounidense.

PATENTES EN LA MIRA

Peter Lamelas es un médico de origen cubano radicado en Estados Unidos desde su infancia y es fundador de la mayor compañía de atención médica de urgencias de Florida. Y ahora es el nuevo embajador en la Argentina, un “destino soñado” para él, teniendo en cuenta que nunca ejerció la diplomacia, según dicen quienes conocen su trayectoria.

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Ya conoce a Milei personalmente: ambos estuvieron en la residencia de Mar-a-Lago cuando Milei viajó para saludar a Trump (que pegó el faltazo y dejó a la comitiva argentina esperando).

Lamelas tiene línea directa con la cámara de especialidades medicinales CAEME, que defiende los intereses de los laboratorios extranjeros en la Argentina y está preocupada por las patentes farmacéuticas. Y también con la cámara de empresas norteamericanas en la Argentina, la influyente AmCham.

El duro Lamelas suele tildar de “corruptos” a los chinos y tiene una mirada radicalizada sobre el rol de los Estados Unidos en el marco de la “guerra cibernética”. Antes de ser convalidado por el Senado norteamericano, se refirió a la condena de la expresidenta Cristina Kirchner, y prometió asegurarse de que “reciba la justicia que se merece”.

Su nombramiento sorprendió, porque no tiene experiencia en política exterior ni trayectoria en el servicio diplomático, pero la administración Trump priorizó cercanía política y éxito empresarial. Además, afirmó que su historia personal simboliza el “sueño americano”.

NEGOCIOS AL “GRANO”

“El Gobierno estaba en el fondo del mar y manoteó lo que pudo”. Con esa frase, un referente del sector agroindustrial graficó ante Newsweek Argentina el delicado escenario en el que se desenvolvió la crisis cambiaria de fines de septiembre, que derivó en un dramático auxilio a gran escala del gobierno de Donald Trump a su “amigo sudamericano”, Javier Milei.

El ministro de Economía, Luis Caputo, complementó esa promesa con una jugada que generó tensiones: una rebaja de retenciones express que despertó quejas en los productores agropecuarios y denuncias de la oposición sobre una supuesta connivencia entre el Gobierno y las cerealeras. La jugada dejó unos US$ 7.000 millones para reforzar reservas (aunque esta operación habría costado unos US$ 1.500 millones).

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Desde luego, los sojeros estadounidenses pusieron el grito en el cielo y se preguntaron por qué el presupuesto estadounidense (que Trump había prometido regir siguiendo la consigna “America First”) es utilizado para financiar a competidores de la Argentina que después envían sus embarques a China.

Los testimonios de protagonistas del “huracán de septiembre”, que amagó con llevarse puesto el Plan Caputo a pocas semanas de las elecciones legislativas, reflejan las tensiones que vivieron los funcionarios durante su paso por Nueva York, y dejan varios interrogantes. ¿Se terminó la crisis, o solo se tomó un respiro para volver con más bríos en 2026? ¿Será capaz este modelo libertario de transformar las mejoras en variables macro, como las cuentas públicas y la inflación, en beneficios para el consumo, la inversión y la generación de empleo?

Analistas políticos y económicos consultados por Newsweek Argentina coinciden en el mismo diagnóstico: por más datos positivos que arroje la macro -equilibrio fiscal y emisión monetaria cero-, el flanco débil del modelo pasa por las dificultades para sintonizar con las demandas de una clase media que siempre desconfió del poder. Y es que, a pesar de que la estadística esté reflejando que desde que asumió Milei casi 12 millones de personas salieron de la pobreza medida por ingresos, la economía necesita dar un shock que permita recuperar los golpeados ingresos reales de la población.

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La respuesta en muchos de los hogares consultados por las encuestadoras de que “no se llega a fin de mes”, sumado al impacto que ha tenido el ajuste en los presupuestos de los hogares, plantea numerosos interrogantes sobre la sustentabilidad de este modelo.

Esa sustentabilidad es muy tenida en cuenta por influyentes decisores internacionales, como el Tesoro norteamericano, a tal punto, que su titular, Scott Bessent, aclaró que el plan de respaldo a la Argentina operará “siempre y cuando el presidente Milei continúe con sus sólidas políticas económicas”.

Los sociólogos piden no perder de vista un dato clave: el sector más perjudicado por la política económica fue la clase media, que sufrió como ningún otro el golpe de los tarifazos por quita de subsidios, la suba descomunal en las prepagas y la caída del consumo que informan comercios y pymes.

¿Alcanzará el mega-auxilio financiero de Trump para revertir este escenario? En principio todo indicaría que poco y nada. La ayuda norteamericana apunta a evitar una nueva eclosión devaluatoria en la Argentina, y a tratar de equilibrar la ventaja en el círculo de las influencias que viene teniendo China sobre la región, con sus auxilios en formatos de swap para el comercio exterior, en especial el que continuó en la administración Milei, posibilitando engrosar las reservas.

Tal vez por eso, Trump y su estratega y secretario del Tesoro, Bessent, idearon una ayuda también en formato de swap para incentivar el comercio entre ambos países.

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En Washington aseguran que el mandatario estadounidense le hizo un solo pedido a su ministro de Economía: no repetir el error cometido con Mauricio Macri, cuando buena parte de la ayuda récord otorgada se terminó convirtiendo en fuga de capitales. Es que, si bien Trump tiene sintonía total con Milei, también busca ejecutar una agenda en América Latina que limite la influencia geopolítica de China.

Este Gobierno debe cancelar cerca de US$ 4.000 millones de amortización de capital de los bonos que se arrastran de la gestión Macri, y ese vencimiento está previsto para enero de 2026.

Aunque es cierto que las relaciones comerciales bilaterales con EEUU y con todos los demás socios de la Argentina caminan por otra senda, es cierto que la política (y la geopolítica) pueden “forzar” el desarrollo de nuevos negocios (públicos y privados). La Hidrovía, Vaca Muerta, los yacimientos mineros, las novedosas y ansiadas “tierras raras”, el litio, la tecnología nuclear, los regímenes especiales como el de Tierra del Fuego y las mencionadas patentes farmacéuticas son temas sobre la mesa a la que están sentados dos países que son algo más que amigos.

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