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Melconian: “Tenemos que ser capaces de encontrar un régimen bimonetario superador”
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Melconian: “Tenemos que ser capaces de encontrar un régimen bimonetario superador”

Carlos Melconian

(Entrevista realizada por Liliana Franco, Editora de Economía de Newsweek Argentina, para la edición impresa).

El presidente del IERAL es uno de los economistas más consultados. A su juicio, las causas del fracaso económico del país deben buscarse en la falta de apego a lo institucional, al desorden macroeconómico y a que miramos con desconfianza al capitalismo.

N: ¿Por qué Argentina, a pesar de las oportunidades que tiene, acumula fracasos?

Voy a elegir tres causas de nuestro fracaso como país y de nuestra frustración como sociedad, que considero fundamentales.

Primera: nuestra falta de apego a lo institucional. La institucionalidad es un concepto secundario, relativo: no hace a la esencia del sentir argentino. Gravísima falencia. Vivimos “flojos de papeles”. Para nosotros, todo es modificable, acomodable. Siempre cabe “un permitido”, una “argentinada”. 

Segunda: todavía sobrevive entre muchos de nosotros el germen del “tercermundismo”. Nunca terminamos de entrar de lleno al capitalismo occidental moderno. Hubo momentos en que nos acercamos, pero enseguida nos alejamos. Somos bamboleantes. Miramos al capitalismo con desconfianza. No lo dejamos de ver como una amenaza más que como una oportunidad. Nuestra política exterior atrasa. 

Tercera causa de nuestro fracaso: el desorden macroeconómico que arrastramos desde hace ochenta años. Somos un país con un déficit fiscal endémico. Nacemos con el chip del desequilibrio fiscal incorporado. Naturalizamos los faltantes de pesos y dólares de los gobiernos. Y nos metemos en unos líos bárbaros para financiarlos. Al final, condenamos al BCRA a ser prestamista de última instancia: a emitir moneda y a “ceder” sus reservas. Los países incurren en desbalances en momentos de crisis. Nosotros vivimos desbalanceados. Nuestro estancamiento y nuestra inflación no nacen de un repollo. Las tres causas pesan, a las tres hay que revertirlas: institucionalidad, rumbo capitalista moderno y orden macroeconómico.

N: ¿Qué necesitamos para quebrar décadas de estancamiento y frustración? ¿Un acuerdo político?

-Primero, todavía no hemos aprobado el test de gobernar a través de una coalición; de ponerse de acuerdo entre aliados. Van dos experiencias seguidas, 2015 y 2019, que ganan las elecciones diferentes coaliciones electorales que después fallaron en transformarse en coaliciones de gobierno. Fueron muy efectivas en acumular votos, pero inefectivas y caóticas en organizarse para administrar, para gobernar. Le pasó al no peronismo y también le está pasando al peronismo. 

Sin acuerdos básicos entre fuerzas supuestamente pares, qué se puede esperar de acuerdos entre fuerzas opuestas y entre sectores que generalmente presentan intereses contrarios. Respaldo y convicción política son fundamentales para romper con el estancamiento económico y el atraso. No hay manera de salir sin consistencia política. El retorno de la democracia en 1983 nos fortaleció políticamente como país. Fue un antes y un después de aquel gobierno de Alfonsín. Ahora nuestro déficit no es democrático (aunque tenemos todavía muchas materias pendientes por aprobar). Es “económico”, por sintetizar en una sola palabra el estancamiento y declive como país. Se necesita un proyecto político que ponga a la economía y sus problemas estructurales en el centro de la escena.

N: Defina las políticas centrales que usted implementaría para salir del estancamiento.

-Sintetizado en cuatro palabras, nuestro país necesita un programa económico consistente y reordenador. Consistente en lo macroeconómico: porque no hay con qué sustituir un programa macro fiscal, monetario, cambiario, tarifario y salarial bien hecho. Reordenador en lo organizacional: porque hay que reconvertir al sector público para que regule e interactúe positivamente con el sector privado y hay que ejecutar un shock desregulatorio para liberar la iniciativa privada.

Sin consistencia macro y sin reordenamiento de la organización económica, no saldremos del atraso. A partir de estos dos ejes, su implementación, que requiere acuerdos, gestión y persuasión. En el camino y en el durante, la efectiva concientización respecto al cambio cultural que requiere el emprendimiento.

N: Hace décadas que los argentinos atesoran dólares. ¿Se debe implementar la bimonetización?

Estamos condenados al menos por mucho tiempo a lidiar con la bimonetariedad, a convivir con una moneda para transar en el día a día (el peso) y otra para ahorrar a mediano y largo plazo (el dólar o algún sustituto). 

El gran desafío de la Argentina es acomodarnos a nuestra idiosincrasia bimonetaria: que ésta no se traduzca únicamente en fuga de capitales que vacía el sistema financiero. En ver pasar los dólares y que no se transformen en crédito interno. 

Tenemos que ser capaces de encontrar un régimen bimonetario superador. No queda margen para ir contra la corriente, para negar nuestra realidad, para “pesificarnos” a la fuerza. No es competencia de monedas, es ordenar la actual convivencia de monedas. Sin moneda, no hay mercado de capitales local ni crédito. Sin crédito, seremos inviables. 

N: ¿Conviene dolarizar la economía?

-Descreo de una dolarización como decisión unilateral de bombero para estabilizar la economía. En el plano de la teoría, tiene elementos a considerar. En el plano práctico, no me cierra. Sí estaría a favor de una dolarización coordinada a nivel de toda la región impulsada por los EE.UU. y con respaldo de la Reserva Federal. Al estilo de la unión monetaria europea. Ahí sí me anoto. Sabiendo que magia no hay. Sin orden fiscal, sustentabilidad financiera y una organización económica moderna y fiable, no hay régimen monetario que sirva. 

N: ¿Cuál es la mayor dificultad para entrar en una economía estable?

-La falta desde hace bastante tiempo de un Ministerio de Economía empoderado y organizado, un plan de estabilización económico consistente y ambicioso y el respaldo político incondicional al plan. El último ejercicio exitoso en este sentido (aunque terminó mal) fue el Plan de Convertibilidad. 

N: El gasto público es otro de los grandes problemas de la Argentina. ¿Qué haría con los planes sociales y las jubilaciones?

Hasta 2002, los 13 puntos del PBI del gasto público primario del sector público nacional eran relativamente financiables sin desordenar la macroeconomía (recordar que había otros 11 puntos de gobiernos provinciales y municipales que se extendieron hasta 15 puntos en el presente). Incluso lo eran los 14 puntos de 2003 – 2008. El problema empezó después. En 2015 rozó los 25 puntos, se tornó definitivamente infinanciable y a partir de ahí cuesta una enormidad bajarlo sin que sea licuándolo con inflación. Pero la licuación inflacionaria del gasto es temporal, parcial y socialmente muy costosa.

La Argentina no tiene salida con el actual nivel de gasto primario. Los casi 10 puntos del PBI de gasto previsional y los 4 puntos de la telaraña de planes sociales son parte de este problema (junto al esquema de subsidios energéticos y del transporte).

Necesariamente, se impone reorganizar el régimen previsional que está quebrado: terminar con las moratorias masivas, las idas y vueltas de las fórmulas de ajuste de haberes y las reparaciones históricas. Y necesariamente se impone reorganizar el esquema de planes sociales: los programas sociales contribuyen a bajar la pobreza y la desigualdad en el corto plazo, aunque hay margen para que funcionen mejor y tengan mayor impacto. Pero no curan el problema de fondo, que es la estabilidad con crecimiento.

 

 

 

 

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