El mercado advierte que la economía argentina llega a las elecciones legislativas en un contexto de alta volatilidad y presión cambiaria. La agenda está marcada por las dudas para después del 26 de octubre y si Milei aprovechará –o no– el apoyo de Estados Unidos para hacer las correcciones necesarias en el segundo tramo de su mandato
La volatilidad ha sido la generalidad en el mercado para la previa electoral, en un escenario donde resulta difícil el anclaje de expectativas. Las declaraciones a marcha y contramarcha del equipo económico, Estados Unidos y hasta el propio Trump buscaron despejar las dudas sobre que esperar para después del 26.
En medio de ese clima, el Tesoro nacional enfrentó una de las licitaciones más desafiantes del año. “El mercado mostró la mayor suba de tasas de los últimos meses”, señala un informe Invecq, con la caución a un día en 94% TNA y los pases interbancarios entre privados superando el 165%.
La consultora precisa que el Gobierno decidió no convalidar tasas tan elevadas, argumentando que eran “circunstanciales y no respondían a fundamentos económicos” sino más bien políticos.
El resultado fue un rollover del 45,7%, el más bajo del año, concentrado en instrumentos dólar linked. El nivel de renovación liberó $2,112 billones de liquidez al sistema y segun Invecq esto «ayudó a una leve compresión de tasas en las últimas ruedas de la semana».
En el detalle del instrumento dólar linked , el 65% tiene vencimiento a noviembre 2025 con una tasa de 10,09% -frente al 13,6% que marcaba el mercado secundario ese día- y el 35% restante con vencimiento en enero de 2026 con una tasa de 3,02% .
Entre otros de los datos de la semana aparece la intervención del Tesoro de Estados Unidos, que según estimaciones privadas habría vendido entre 400 y 600 millones de dólares en el mercado oficial y el financiero; aunque los números precisos recién se conocerán la próxima semana. De todos modos, la intervención no contuvo la presión cambiaria.
El otro punto que destaca esta consultora, es que el Tesoro local enfrenta vencimientos por $11,8 billones apenas tres días después de las elecciones, y compromisos por $21,3 billones en noviembre y $41,3 billones en diciembre, lo que “plantea un escenario financiero desafiante, especialmente si el resultado electoral no es favorable al oficialismo”.
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En este contexto se esperan los detalles concretos sobre la implementación del swap y un nuevo préstamo por USD 20.000 millones. Según trascendió en la mesa de negociación están el Tesoro estadounidense junto al JP Morgan, Bank of America, Goldman Sachs y Citigroup.
Los días previos a las elecciones del 26 de octubre, serán clave para responder a la pregunta del mercado sobre si esos detalles llegarán antes o después de las elecciones y sí –evidentemente– los fondos están o no condicionados por el resultado electoral.
En este escenario, el gobierno llega sosteniendo uno de los hitos de su gestión: la desaceleración de la inflación.
El informe de la consultora que preside Esteban Domecq destaca que la inflación continúa mostrando una evolución «sorprendentemente» contenida. En septiembre, el IPC fue de 2,1% mensual, con un acumulado de 22% en lo que va de 2025 y una inflación núcleo en descenso.
Incluso con una depreciación del 31% del tipo de cambio oficial desde abril, los precios de bienes aumentaron solo 10%, lo que configura «el pass-through más bajo de los últimos episodios de tensión cambiaria», señalan.
Para Invecq, esta dinámica se explica por la disciplina fiscal que el gobierno mantiene desde comienzos de 2024, la apertura de importaciones y el enfriamiento de la actividad, aunque advierte que el traslado a precios podría aumentar hacia fin de año ante el repunte de los precios mayoristas, que subieron un 3,7% en septiembre.
Más allá de ese dato y con solo cinco ruedas antes de las elecciones, advierten que “el mercado se mantiene en modo defensivo y a la espera de mayores precisiones”.
La síntesis es clara: la economía combina una calma de precios inédita con tensiones cambiarias crecientes, un pass through contenido en escenario que pareciera (en parte) depender del resultado electoral y del respaldo internacional para evitar que la volatilidad de las últimas semanas se transforme en una nueva fase de turbulencia.
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