La Fundación Capital analizó los principales indicadores del frente cambiario y macroeconómico donde planteó un escenario mixto, en el que conviven avances en materia inflacionaria y disciplina fiscal, con volatilidad cambiaria tras la salida del cepo. La entidad presidida por Martin Redrado sostiene que si bien se observan señales alentadoras en términos de precios, el comportamiento del tipo de cambio continúa siendo un factor a seguir de cerca.
«La mayor variabilidad tiene efectos que podrían desafiar el escenario de desinflación y calma cambiaria al que apuestan las autoridades. Uno de ellos es el sesgo inflacionario de una mayor incertidumbre» sostiene.
En este sentido, se destaco que el Ejecutivo busca reeditar el escenario del blanqueo, sumando la búsqueda de una remonetización en dólares a
los ya obtenidos desembolsos de organismos internacionales: «En definitiva, procurarán captar más dólares por diversas vías para mantener la calma cambiaria y la desinflación».
En este sentido, entre las cuestiones que se destacan está la reducción proyectada en la inflación de abril.
Sobre esto, se explica que los datos adelantados de los registros semanales indican una corrección a la baja en las últimas semanas, y que ahora «las proyecciones de inflación de abril se ubicaban más cercanas al 5% mensual, mientras ahora lo hacen más próximas al 3%».
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«Registros más bajos a lo esperado son una buena noticia, siendo que una mayor volatilidad genera un sesgo inflacionario» explican.
Además, la inflación núcleo se ha estabilizado en torno al 3,2% desde diciembre, lo que sugiere un proceso de desinflación en marcha, sostenido por políticas fiscales, monetarias y salariales de carácter más restrictivo.
El equipo económico se muestra decidido a consolidar la baja inflacionaria, aunque esta tendencia dependerá en buena medida de la estabilidad del tipo de cambio.
Estos movimientos se explican, en parte, por el esquema de bandas cambiarias, que permite al tipo de cambio moverse dentro de un margen amplio sin intervención directa del Banco Central.
El informe detalla que este rango de flotación, que se ubica entre $1.000 y $1.400, implica una banda de +/- 40%, y proyecta que hacia fin de año esta podría ampliarse hasta el 66%, con un piso de $919 y un techo de $1.524”.
Si bien el enfoque de flotación administrada apunta a dar mayor flexibilidad al mercado, la Fundación señala que “una banda demasiado amplia puede generar dispersión de expectativas y trasladarse a los precios”.
En ese sentido, la principal advertencia se da que, en ausencia de un ancla más firme, los agentes económicos podrían adoptar comportamientos precautorios, afectando la dinámica.
Pese a ello, el informe reconoce que el Gobierno argentino ha puesto en marcha medidas tendientes a reforzar la estabilidad cambiaria.
Los desembolsos del FMI y la búsqueda de divisas han sido fundamentales para ello pero el equipo económico también apuesta a otras estrategias.
Recientemente, el ministro de Economía anunció que se avanzará con medidas para buscar la remonetización en dólares, procurando una mayor circulación de la moneda dura en nuestra economía. Sobre esto, la Fundación destaca que si bien habrá que esperar para ver que tipo de medidas se impulsan, «las autoridades parecen estar apostando por un ingreso de dólares que ayude a mantener el tipo de cambio más cerca del piso que del techo de la banda, funcionando como ancla para la desinflación»; esto es a lo que se refieren cuando mencionan la intención por reeditar el escenario observado durante los meses del blanqueo, con incremento de reservas y calma cambiaria.
Aunque la volatilidad actual es mayor que la que se registro tras la salida del cepo cambiario en 2015, el contexto internacional más incierto podría explicar, en alguna medida, esos mayores movimientos.
Además, el cumplimiento de la meta de acumulación de reservas netas sigue siendo desafiante, en especial hacia el tercer trimestre, cuando se espera una menor oferta de divisas y una mayor presión política por las elecciones legislativas del mes de octubre.
Para buena parte del mercado, la credibilidad del programa económico dependerá en buena medida de su capacidad para sostener la estabilidad financiera sin necesidad de intervenciones discrecionales.
Evitar que la volatilidad cambiaria y consolidar los logros alcanzados en materia de inflación y orden fiscal serán claves para éxito de esta fase en el programa económico.