Muchos analistas han advertido sobre el impacto del atraso cambiario y que la apreciación del peso está afectando a diversos sectores de la economía. Argentina se ha vuelto cara en dólares y pierde competitividad. Después de conocer el dato de inflación de diciembre, el gobierno decidió desacelerar del 2 al 1 % la tasa del crawling peg desde febrero. Sin embargo, los críticos señalan que esta medida podría agravar la situación, encendiendo alarmas sobre las consecuencias de mantener un dólar atrasado en el futuro.
El economista Federico Pellegrini, con Maestría en Finanzas y conductor del podcast Entre Mates y Mercados, analiza el impacto del atraso cambiario en la economía argentina. Pellegrini subraya que este fenómeno no solo genera una apreciación del tipo de cambio real que encarece al país en dólares, sino que afecta gravemente la competitividad y el equilibrio de la balanza de pagos.
“El atraso cambiario es un fenómeno recurrente en Argentina, caracterizado por una apreciación del tipo de cambio real que no solo encarece al país en dólares para los argentinos y los turistas, sino que también impacta negativamente en la competitividad y en el equilibrio de la balanza de pagos”, explica Pellegrini.
En su opinión, el reciente ajuste del Banco Central de la República Argentina (BCRA) para reducir la tasa de variación del dólar oficial, del 2% al 1% mensual, refleja una decisión que, si bien busca consolidar una trayectoria descendente de la inflación, también profundiza el atraso cambiario, afectando a la economía real.
El economista destaca que la inflación en el último trimestre de 2024 promedió un 2,6% mensual, superando el 2,5% mencionado por el presidente Javier Milei. Esto, en combinación con una inflación núcleo que en diciembre de 2024 se aceleró al 3,2%, marca un estancamiento que complica la estrategia del gobierno para reducir la inflación. “Profundizar el atraso cambiario mediante la reducción del crawling peg busca actuar como un ancla complementaria para moderar las expectativas futuras de inflación, dado que esta está estrechamente vinculada al tipo de cambio oficial, algo previsible en una economía con arraigadas prácticas de indexación”, aclara.
Pellegrini señala que históricamente, una desaceleración en el ritmo de devaluación tiende a profundizar la desinflación, especialmente con un efecto particular sobre los precios de los bienes en relación con los servicios. En este sentido, resalta que “en los últimos seis meses, los servicios mostraron una inflación casi el doble que la de los bienes”, y explica que esta dinámica está directamente relacionada con el tipo de cambio real. Este, a su vez, se define por la relación entre los precios transables y los no transables. Los precios de los no transables, como los servicios, tienen un alto componente de salarios, y con la devaluación del dólar oficial por debajo de la inflación, los costos de los no transables aumentan, lo que contribuye a una apreciación del tipo de cambio real.
El analista explica que el aumento de los salarios en dólares profundiza el atraso cambiario, ya que los sueldos crecen más rápido que la productividad. “Este atraso termina afectando la competitividad de las empresas. Hoy, el salario medio en Argentina es comparable al de Uruguay, que tiene de los salarios más altos de la región, con un promedio de USD 1.176 mensuales al tipo de cambio oficial”, agrega. Según el economista, este fenómeno deteriora el resultado externo del país, ya que se genera un mayor déficit en la cuenta corriente.
“Hoy, el salario medio en Argentina es comparable al de Uruguay, que tiene de los salarios más altos de la región con un promedio de USD 1.176 mensuales al tipo de cambio oficial. En definitiva, se va deteriorando el resultado externo a través de un mayor déficit en la cuenta corriente. Mientras los precios transables se ajustan al nuevo ritmo de devaluación, los no transables continúan creciendo a tasas más altas, marcando el ritmo del atraso cambiario”.
Otro aspecto que resalta es la interacción entre la reducción del crawling peg y las tasas de interés actuales. Según él, “si reducís el crawling peg, pero mantenés las tasas de interés en los niveles actuales, generás un buen margen en dólares para quienes ganan dinero con el carry trade, que hoy estaría rindiendo un 1,7% TEM”. Este spread tan alto, según el economista, es una señal de los elevados costos de mantener el atraso cambiario.
En cuanto a los dólares que pudiera generar el país, el especialista se muestra escéptico:
“Algunos dirán que con Vaca Muerta tenemos una oportunidad clave, ya que el superávit energético que genera podría fortalecer el balance del Banco Central, reducir la volatilidad cambiaria y estimular el ingreso de dólares al país. Pero hoy, una parte de esos recursos terminan subsidiando el turismo a Chile, Brasil o Miami”.
Finalmente, Pellegrini hace un llamado a la reflexión histórica. Según él, “la experiencia argentina nos enseña que los planes de estabilización basados en atrasos del tipo de cambio suelen terminar con crisis de balanza de pagos”. Para evitar este destino, propone “definir un nuevo régimen cambiario y, especialmente, liberar el cepo”. En este sentido, la sostenibilidad del tipo de cambio es tan importante como el equilibrio fiscal para garantizar un crecimiento económico sostenible.
“La sostenibilidad del tipo de cambio es tan importante como el equilibrio fiscal para garantizar un crecimiento económico sostenible. Aprender de la historia económica es la clave para superar los desequilibrios cíclicos que marcaron el rumbo de la Argentina”, concluye.