El ocaso de las carreras deportivas de Lionel Messi y Cristiano Ronaldo abre una dura disputa por el trono del fútbol mundial. ¿Quién podrá sucederlos luego de décadas de liderazgo indiscutido? La próxima temporada y, sobre todo, el Mundial de 2026 serán clave para coronar a un nuevo astro.
Por Román Iucht
“Mi top tres de futbolistas actuales es Mbappé, Yamal y en el tercer lugar ubico a alguno de nuestros delanteros: Julián Álvarez o Lautaro Martínez. A Messi no lo pongo porque si no cansa”. Consultado por un medio español sobre los jugadores más influyentes en la actualidad, la respuesta del entrenador del seleccionado argentino, Lionel Scaloni, grafica el comienzo de un nuevo orden en el ecosistema del fútbol mundial.
Luego de algo más de quince años, el trono para definir al heredero de la corona está vacante. El técnico argentino, con una mezcla de elegancia e inteligencia, deja afuera de la elección a Leo Messi y si bien tanto él como Cristiano Ronaldo siguen siendo referentes, su actualidad crepuscular los acerca a la estación terminal de un viaje inolvidable.
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Competidores inigualables, su rivalidad los potenció para permanecer vigentes y, aunque ambos sueñan con jugar el año próximo su sexto mundial para despedirse con máximos honores, la elección de las ligas donde han decidido competir en los últimos dos años los alejó del nivel “tope de gama”. Sus destellos son geniales y su calidad es imperecedera, pero en la más alta competencia nuevos faros comienzan a brillar con luz propia para iluminar al planeta fútbol.
El francés Kylian Mbappé y el español Lamine Yamal aparecen como los grandes aspirantes a heredar el trono. Distintos en su juego y en su posición en el campo, comparten una característica vital: son insaciables y voraces.
Mbappé tuvo un año repleto de contrastes. Eligió dejar al Paris Saint-Germain para cumplir el sueño de vestir la camiseta del Real Madrid y, aunque fue el goleador de la liga española consolidándose como centrodelantero, no pudo ganar un solo título. Lamine Yamal tiene solo diecisiete años. Aunque eso ya lo vuelve un talento precoz, su templanza y madurez aparecieron en los momentos trascendentes de cada partido. Su pierna izquierda inventa malabares inverosímiles y jugando a perfil invertido desde la derecha hacia el centro convirtió goles maravillosos. Ganó la Liga y la Copa del Rey con el Barcelona y solo se rindió en semifinales de Champions frente al Inter en una de las mejores eliminatorias de la historia del certamen.
En el podio de Scaloni también aparecen Julián Álvarez y Lautaro Martínez. Uno más versátil y el otro más potente, le dan a sus equipos y a la Selección Argentina una oferta que pocos tienen en su ataque. El delantero del Atlético Madrid dejó el Manchester City para ganar protagonismo y la apuesta fue satisfactoria. Fue la gran figura de su equipo en la temporada y, además de marcar goles, colaboró con asistencias para ganar partidos. Lautaro consolidó su idolatría como capitán del Inter y su cierre de temporada jugando el último partido del calendario ante el PSG (la final de la Champions), lo ubica en un sitial de privilegio.
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La lista de los competidores para llegar a la cúspide tiene otros tantos candidatos. Sus condiciones son indiscutibles, pero será la continuidad en el máximo nivel y su aparición en partidos decisivos lo que los pondrá en una dimensión diferente.
El egipcio Mohamed Salah fue la gran figura del Liverpool campeón de la liga inglesa y su enorme capacidad goleadora lo hace increíblemente peligroso. Con otro estilo, más potente y físico y aunque no pudo escapar de la irregular campaña de su equipo y de algunas lesiones, el noruego Erling Haaland sigue siendo un arma letal en el área de los rivales. En este mismo segundo escalón podríamos ubicar al brasileño Vinicius, dueño de una habilidad tan impredecible como sus protestas ante algunas situaciones adversas y a la dupla de ataque del PSG conformada por el francés Ousmane Dembelé y el georgiano Khvicha Kvaratskhelia, determinantes para el año notable que tuvo el conjunto galo, que se coronó con la hasta ahora esquiva Champions League.
El final del calendario en las mejores ligas del mundo abre el debate y lo más sabroso es que a diferencia de los tiempos en los que Messi era indiscutiblemente el mejor y Cristiano podía ser un fantástico antagonista, el abanico de opciones se ha vuelto más amplio que nunca.
La próxima temporada, coronada con la realización de la Copa del Mundo, probablemente pueda terminar con la discusión. Mientras tanto, la realidad no otorga un fallo unánime y definitorio. La realeza del fútbol mundial espera por la consagración de su nuevo rey.
El trono por ahora sigue vacante.