Los Oklahoma City Thunder se consagraron campeones de la NBA al vencer a los Indiana Pacers por 103 a 91 en el séptimo y decisivo partido de una serie electrizante. Con la ventaja de la localía y una gran actuación en la segunda mitad, el equipo dirigido por Mark Daigneault logró imponerse y coronarse por primera vez desde su mudanza a Oklahoma, dejando atrás la histórica marca de los Seattle Supersonics, que habían ganado el título en 1979.
El protagonista absoluto fue el canadiense Shai Gilgeous-Alexander, quien no solo fue MVP de la temporada, sino también de las Finales. En el juego final aportó 29 puntos y 12 asistencias, liderando a su equipo con autoridad.
Este logro marca el primer anillo de la franquicia bajo el nombre Oklahoma City Thunder, que hasta ahora solo había alcanzado la final en 2012, cuando cayó ante el Miami Heat de LeBron James.
Enfrente, los Pacers de Tyrese Haliburton venían de una campaña sorprendente, con remontadas memorables en los playoffs. Sin embargo, sus aspiraciones se vieron truncadas por la lesión de su máxima figura, que se produjo en los primeros minutos del partido decisivo. Haliburton quedó tendido en el suelo con visibles gestos de dolor y debió abandonar la cancha sin poder apoyar el pie, en una escena que conmocionó al público.
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La ausencia de Haliburton resultó determinante: Indiana perdió claridad ofensiva y no logró sostener el ritmo de los Thunder en la segunda mitad. Con esta consagración, Oklahoma se suma a la lista de campeones recientes en una NBA marcada por la paridad, donde ningún equipo logró repetir el título desde los Golden State Warriors en 2017 y 2018.
Este triunfo no solo representa un logro histórico para la franquicia, sino también una ratificación del ascenso meteórico de Shai Gilgeous-Alexander, quien se consolida como uno de los grandes nombres del presente y futuro de la liga.
Los Thunder, con un plantel joven y ambicioso, vuelven a escribir su nombre en la historia, esta vez desde Oklahoma y con sello propio.