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De entrenar en una cochera a brillar en Wimbledon: la historia de la tenista argentina Solana Sierra
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De entrenar en una cochera a brillar en Wimbledon: la historia de la tenista argentina Solana Sierra

Solana Sierra, la joven marplatense de tan solo 21 años, sigue sorprendiendo al mundo del tenis. Luego de vencer en un duro partido a la española Cristina Bucsa por 7-5, 1-6 y 6-1, se convirtió en la única argentina en competencia en Wimbledon, tras la eliminación de todos los varones. Pero su camino hasta aquí no fue fácil: tras haber quedado afuera en la última ronda de la qualy, entró como «perdedora afortunada» y desde entonces no dejó de ganar.

Con una historia digna de película, Sierra venció sucesivamente a la australiana Olivia Gadecki, a la británica Katie Boulter y ahora a Bucsa, demostrando que su lugar entre las mejores no es casualidad.

Su aparición en los octavos de final marca un hito: es la primera argentina en lograrlo en Wimbledon en más de dos décadas. Un logro enorme para alguien que, durante la pandemia, se entrenaba como podía en la terraza de su departamento o en la cochera del edificio de su entrenadora.

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Criada en Mar del Plata, hija única de Omar Sierra y Marta Canevello, Solana creció entre muñecas, raquetas y pelotas de baja presión. Sus primeros pasos en el tenis fueron tan tempranos que, según su padre, “con apenas 1 o 2 años ya coordinaba mejor que muchos chicos grandes”. Jugaban en canchas de pádel alquiladas solo por minutos, en sesiones que mezclaban el juego con el aprendizaje.

Fanática de River Plate y admiradora de Marcelo Gallardo, Sierra combinó su educación formal con una intensa vida deportiva. Se formó a distancia a través del sistema SEADEA, mientras complementaba su pasión por el tenis con natación y danza. A lo largo de los años, desarrolló una disciplina feroz, que hoy se traduce en carácter dentro de la cancha y humildad fuera de ella.

Con una historia de sacrificios silenciosos y entrenamiento constante, Solana Sierra no solo representa al tenis argentino en Wimbledon, sino también a toda una generación de jóvenes deportistas que crecieron en condiciones difíciles y supieron aprovechar cada oportunidad.

Hoy, desde Londres, le devuelve al país una ilusión que parecía lejana.

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