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“He sabido parar a tiempo”: la sabiduría de Leonardo Sbaraglia en la actuación y en la vida
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“He sabido parar a tiempo”: la sabiduría de Leonardo Sbaraglia en la actuación y en la vida

Por Fernanda Arena
Fotos: Fito Shaw y Camila Rezk

Leonardo Sbaraglia no es de acá ni de allá, es más bien un trotamundos. Hoy está en Argentina y viene de filmar en España la exitosa serie “Elite”, pero también podría vivir en Los Ángeles rodeado de las mansiones de Beverly Hills como si fuera una estrella más de Hollywood. De hecho, trabajó con Robert De Niro en la película de suspenso “Red Lights”. De aquí y de allá.

Su versatilidad lo convierte en un talento internacional que a los 52 años no pierde su brújula: la de estar abierto a las propuestas que eso llamado ‘destino’ tenga preparado para su currículum.

Guiado por esa misma intuición debutó en pantalla grande con “La noche de los lápices” (1986), y siguió con títulos del cine español y argentino como “Tango Feroz” (1993), “Caballos Salvajes” (1995), “Plata Quemada” (2000), “Intacto” (2001, por el que ganó un premio Goya), “Relatos Salvajes” (2014), “Al final del túnel” (2016), “Dolor y Gloria” (2019) de Almodóvar, “Red Avispa” (2020) y “El Gerente” (2022), entre tantos otros títulos. Sintetizar su carrera o dejar de mencionar algunas de sus producciones es no hacerle justicia a exitazos y a la masividad.

Hoy protagoniza junto a Julieta Díaz la comedia dramática “Asfixiados”, motivo para celebrar una vez más su pasión por la actuación y charlar de este nuevo desafío.

Sbaraglia protagoniza «Asfixiados», junto a Julieta Díaz

N: “Asfixiados” no podría encasillarse como una comedia romántica. Tampoco como un drama. ¿Cómo la definiría?
-No tiene género, es un género nuevo. Así nos dice Alex Kahanoff, uno de los guionistas. Me parece que tiene mucho humor. Un humor ácido, hiriente y al mismo tiempo infantil. Muy del estilo de Nacho, mi personaje. En ese sentido logramos un personaje fantástico. Yo digo que es un energúmeno. Es tremendo, es como si no tuviera escrúpulos. El guión me interesó mucho desde ese lugar, más allá del conflicto de pareja que siempre toca cuestiones bastante arquetípicas. Y Nacho toca cuestiones muy arquetípicas de los argentinos, quizás más de la época de los ‘90.

Es un productor de cine adicto al trabajo.
– Sí, es un productor al que económicamente le va bien. Tiene una casa preciosa, un barco, todo lo deseado. Aunque es un tipo que de cierta manera está en decadencia porque no se anima a moverse dentro de su familia. Él es el único que no se está moviendo ahí. Su mujer y su hija lo están haciendo y él no puede. Hay una elasticidad que se está produciendo a su alrededor que no puede controlar. Él lo registra y de hecho siente que están tramando algo a sus espaldas: todo el tiempo siente que alguien está a punto de traicionarlo. Es una bomba de tiempo a punto de explotar. Está enfrascado en su nuevo proyecto laboral y al mismo tiempo hace todo lo que puede para sostener ese mundo como él quiere. Toda la habilidad que tiene para el trabajo no la puede trasladar a su vida personal. Andá a saber cuántos años hace que no registra a su mujer.

Su personaje es un hombre que se aboca al trabajo durante años. A su alrededor pasan un montón de cosas y él no las registra. ¿Le ha pasado alguna vez en la vida real, eso de sumergirse demasiado en un proyecto laboral?
-Por supuesto.

¿Se lo han recriminado?
-No sé si me lo han recriminado. La mamá de mi hija y mi propia hija siempre han sido muy generosas conmigo. Lupe, mi exmujer, siempre me ha dado espacio y ha sido muy generosa con mi carrera. Me acompañó muchísimo. Cuando nació mi hija ella estuvo siempre muy presente, siempre cubrió los espacios que yo por momentos dejé vacíos por dedicarme a mi profesión.

Al menos siempre tuve esa voz, esa campanita o ese termómetro que te dice ‘acá hay que parar’. He sabido parar mucho tiempo antes de que se produzca una crisis como la de “Asfixiados”.

¿Durante el rodaje se sintió reflejado en algo?
-Yo nunca hice un personaje al cual me pareciese. Con los cientos de roles que interpreté nunca me parecí a ninguno. Lo interesante es que nunca te parecés al personaje y a la vez sos el personaje. Uno como actor tiene que estar involucrado y presente sí o sí, tenés que habitarlo. Tenés que comprenderlo, tenés que quererlo. Entonces eso te lleva a un terreno que nunca habías habitado y eso también te obliga a entrar en la piel de esa persona. Son horas y horas de rodaje. Vas entendiendo las capas y vas entrando más profundo en él.

La película también expone nuevas formas amorosas de vincularse como las del personaje de Marco Antonio Caponi, que cree en el amor libre. ¿Cómo es el amor hoy para usted?
-Estoy tratando de descubrirlo después de más de veinte años en pareja y dos soltero. Estoy en una nueva situación. Bien, tratando de aflojarme, de vencer algunos miedos y de sacar prejuicios. Obviamente el mundo está cambiando un montón y los vínculos también. Positivamente porque hay más variantes.

También hay aplicaciones de citas. ¿Las usa?
-Sí, tenía Tinder, pero me suprimieron el perfil. No puedo dar muchos detalles. Pero alguien me denunció porque seguramente no me creyó que era yo.

Viene de rodar en España la nueva temporada de la exitosa serie “Elite”, un producto distinto, destinado a los adolescentes. ¿Cómo fue la experiencia?
-Increíble. Aunque hay un prejuicio con eso. Filmé escenas maravillosas con Valentina (Zenere). Escenas buenísimas con ella que en la ficción es Isadora, mi hija. Es una actriz argentina radicada allá con un talento fantástico. Nos entendimos muy bien. Trabajamos con Roger Gual, un director de cine catalán excelente que ha hecho cosas maravillosas. Fue uno de los mejores directores con los que he trabajado en mi vida. Hicimos escenas fantásticas.

¿Se sorprendió?
-Sí, me sorprendí gratamente. Qué bien hecho que está, qué bien que están los jóvenes. Actores de veinte años haciendo cosas muy complejas. Y además está buenísimo que esté bien actuado, que sea de calidad y que lo vean millones de personas en el mundo.

Su vida está repartida entre Argentina y España. Sin embargo, aún elige vivir en Buenos Aires. ¿Por qué?
-Viví en España unos nueve o diez años. Llegué en el ’99 y en el 2008/ 2009 emprendí la vuelta. Mi hija tenía tres años y había que decidir a qué jardín la mandábamos. Queríamos que fuera uno de Argentina, compartir parte de esa crianza con los abuelos, con los tíos, con nuestros seres queridos. Y además hay algo que tiene que ver con la propia identidad. Con la identidad cultural, con la idiosincrasia de este país que te hace sentir más cerca y con el corazón acá.

Aunque acá uno vive con el corazón en la mano, con todo lo dificultoso que es este país, pero también con todas las cosas maravillosas que –espero- sigamos teniendo. A pesar de todo, porque también hay que decir que es un país muy inestable pero que sigue siendo donde yo quiero estar. Pero bueno, lo dice un tipo como yo que tiene el privilegio de estar mucho tiempo trabajando afuera. También lo digo desde ese lugar y asumiendo esa realidad que es la mía y que es distinta a la de la mayoría.

Hace poco estuvo en México rodando una serie para Apple, tengo entendido que también hizo un casting para Hollywood y que la propuesta era para trabajar con Angelina Jolie.
-Estaba rodando “El Gerente” todos los días y no tenía tiempo de nada. En un momento me llegó la propuesta de estudiar cuatro páginas en inglés para un casting con Angelina Jolie, pero no me dio el cuero. De por sí es muy difícil aprenderse un monólogo en español de cuatro páginas, andá a hacerlo en inglés. Yo no soy un angloparlante. Cuando trabajé en la película con De Niro estuve tres meses para aprenderme tres escenas. Imaginate estar rodando e intentar memorizar ese monólogo en inglés. Imposible. En un momento dije basta y tiré la toalla. Pero no descarto que pueda presentarse otra chance.

O sea que para Hollywood siempre está la puerta abierta…
-Hoy en día cambiaron las cosas con las plataformas. Fijate lo que pasó con “La Casa de Papel” o con la misma “Elite”. Lo ve la misma cantidad de gente o más que una producción americana. En ese sentido ha cambiado la manera de consumir las producciones internacionales. Igual yo, en la medida de lo posible, no me cierro a nada. Siempre que vengan oportunidades relacionadas al trabajo o con un lindo laburo bienvenidas sean. Ojalá me sigan llegando oportunidades de diferentes partes del mundo.

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