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Día del médico: el legado cultural de los referentes de la salud
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Día del médico: el legado cultural de los referentes de la salud

Por: Emilia Zavaleta, creadora de Mulanas *

Si tuviéramos que elegir un trabajo esencial durante el año 2020, no caben dudas que estaría relacionado con la salud. Aún cuando no padecemos alguna enfermedad, en estos tiempos, estamos pensando constantemente en un virus del que no se tiene total certeza y que acecha la vida diaria de los ciudadanos. La Organización Panamericana de la Salud (OPS)  estableció el 3 de diciembre como el Día del Médico no solo en Argentina sino también en todo América. Y lo curioso es que se la eligió en memoria de Carlos Finlay, médico cubano nacido ese mismo día en 1833, quien habría descubierto las verdaderas causas de la fiebre amarilla, y no le creyeron. Un voto de desconfianza a la investigación de las ciencias exactas en medio de tanta incertidumbre y ante una enfermedad que parecía no tener cura.

 

El médico cubano Carlos Finaly (WIkimedia).

 

Este doctor cubano confirmó la teoría de la propagación de la fiebre amarilla por el mosquito (Aedes aegypti) en una presentación que hizo en la Academia de Ciencias de la Habana en 1881. Inicialmente su hipótesis fue descartada, por ser opuesta a los que afirmaban que el contacto directo con la persona enferma era la verdadera causa. Luego de dos décadas, ya en el siglo XX se comprobó la teoría de Finlay y se trabajó para luchar contra la enfermedad. Recién en 1955 se eligió ese día para conmemorar un descubrimiento que evitó la muerte de millones de personas. La Argentina adhirió a esta fecha por iniciativa del Colegio Médico de Córdoba, oficializada por decreto del Gobierno en 1956. 

 

 

El Día del Médico en toda América busca homenajear a Carlos Finlay, médico cubano que descubrió las causas de la fiebre amarilla.

 

Para hacer un recorrido histórico y cultural de la carrera de medicina, nos podríamos remontar al siglo XVII cuando en el Cabildo de Buenos Aires, se registró el primer nombre de un médico llamado Manuel Álvarez, destinado a preservar la salud de la población de la ciudad. La solución a los problemas de salud en ese entonces estaba basada en los conocimientos regionales, curas con hierbas naturales, curanderas indígenas y contextos climáticos dependientes de la higiene. La llegada de los colonizadores trasladó avances en la medicina provenientes de Medio Oriente que luego fueron perfeccionándose y adaptándose a las necesidades locales. Y así también iban llegando los primeros médicos para aplicar sus saberes en las nacientes ciudades utilizando también, los conocimientos de los nativos y la medicina extraída de la naturaleza.

 

Las transfusiones de sangre fueron posibles en el mundo gracias al aporte del médico argentino Luis Agote (Pexels).

 

La ciencia y la investigación se resumían en la labor de los que buscaban respuestas a los problemas de salud. De allí la dedicación a encontrar curas a enfermedades, o herramientas para y recursos para evitar la muerte. Una importante figura nació en 1868 con esa vocación en Argentina, Luis Agote, médico que hizo un aporte fundamental a nivel mundial. Preocupado por resolver el problema de las hemorragias fue el primer profesional en el mundo que realizó transfusiones de sangre indirectas, sin que la misma se coagule en el recipiente. Agote descubrió que el citrato de sodio era la forma de evitarlo. Comprometido con el bienestar social, también tuvo una función en el ámbito político siendo diputado nacional en 1910, desde donde contribuyó a las mejoras de hospitales, como el Rawson, la Facultad de Medicina y la creación de la Universidad del Litoral, entre otros.

 

 

Luis Agote fue el primer profesional en el mundo en realizar transfusiones de sangre directas.

 

La primera mujer médica en Argentina fue Cecilia Grierson. Nacida un 22 de noviembre de 1859, se recibió un 12 de junio de 1889 sobrepasando numerosos obstáculos por su condición de género. Con este doctorado, resultó ser también la primera mujer con título universitario de la República Argentina. Cecilia entró a la carrera de medicina como maestra, con el objetivo de encontrar la cura a la tuberculosis, enfermedad que padecía una íntima amiga. Cuando quiso ejercer como cirujana en el ámbito de la obstetricia no se le dio la posibilidad, con excusas que sólo confirmaban las dificultades para las mujeres en obtener ese título. Pero eso no la detuvo. Unió la salud y la educación con las mujeres, haciéndolas partícipes y protagonistas de los cambios. Creó la primera escuela de enfermeras de América Latina, la Asociación Médica Argentina, la Sociedad Argentina de Primeros Auxilios y la Asociación Obstétrica Nacional de Parteras. Dedicó su vida a la investigación de diferentes ramas como la kinesiología, la pediatría, la eugenesia y la medicina social, entre tantas más. Y también se involucró en asuntos políticos, ayudando a una mayor participación de las mujeres en la profesión, liderando el primer Congreso Internacional de Mujeres y fundando el Consejo Nacional de Mujeres de la República Argentina.

 

La primera mujer médica en Argentina, Cecilia Grierson, tuvo que enfrentar numerosos obstáculos por su condición de género.

 

El primer ministro de salud nacional, Dr. Ramón Carrillo, forma parte también de este valioso legado histórico y cultural entorno a la medicina nacional y regional. Este neurocirujano de trayectoria destacada, nació en Santiago del Estero en 1906, y a los 21 años ya se recibía de médico con Medalla de Oro. Viajó por Europa para perfeccionar sus estudios y a su vuelta, luego del golpe de estado de 1943, planificó junto a Juan D. Perón, una política sanitaria para un nuevo gobierno, convirtiéndose en el creador de un Plan Sanitario nacional y popular. Durante el gobierno de Perón, fue designado Secretario de Salud Pública que luego se elevó a rango de Ministerio. Carrillo fue uno de los responsables en hacer desaparecer el paludismo y bajar los casos de tuberculosis en Argentina. Creó, además, la primera fábrica de medicamentos que procuraba llevar remedios de bajo costo a toda la población. Durante los nueve años de su gestión se instaló la concepción propia
de la Medicina Social. Una de sus frases resuena en los tiempos presentes: “Frente a las enfermedades que genera la miseria, frente a la tristeza, la angustia y el infortunio social de los pueblos, los microbios, como causas de enfermedad, son unas pobres causas». El Dr. Carrillo junta a la Dra. Gierson fueron seleccionados para el diseño del billete de $5000 que aún se está evaluando por el gobierno actual. 

 

Ramón Carrillo, primer ministro de Salud nacional, planificó junto a Perón una política sanitaria innovadora instalando el concepto de Medicina Social.

Estos médicos y médicas de una interminable lista, nos han demostrado y aún nos demuestran que la salud es el bien más preciado de toda sociedad. Ellos dedican su vida entera en ayudar a cuidarla contra toda adversidad. Demuestran que la salud está directamente relacionada con la educación, el esfuerzo y la solidaridad. Y resulta que los primeros médicos y médicas, como también los científicos y científicas, surgen de un ímpetu personal de querer buscar soluciones y curas para el bienestar social y general. Hoy vivimos una pandemia que ya está siendo declarada como enfermedad endémica, como lo es por ejemplo el sarampión. Y hoy la mayor protección proviene del médico, esa seguridad de vida que delegamos en esas personas que con una convicción y una voluntad únicas deciden cuidar a los demás. Nuestra esperanza está depositada en su labor y su esfuerzo, junto con enfermeros y enfermeras que tuvieron su día el 21 de noviembre y que acompañan sin descanso. A todos ellos, gracias y feliz día.

 

* Emilia Zavaleta es Licenciada en Relaciones Internacionales, egresada de la Universidad del Salvador. Es magíster en Integración Latinoamericana y escribe relatos sobre mujeres de la historia latinoamericana “Mulanas”. 
@sermulanas

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